viernes, 24 de agosto de 2012

BREIVICK NO RECONOCE LA SENTENCIA Y PIDE PERDÓN POR NO HABER MATADO MÁS GENTE


Tras conocer el veredicto, Breivick ha declarado no reconocer la legitimidad de un Tribunal que, según él, está al servicio del multiculturalismo, y sostiene que no recurrirá la sentencia que le condena a 21 años de prisión por los actos terroristas que costaron la vida a 77 personas en julio de 2011, ya que ello implicaría reconocer la legitimidad de dicho Tribunal. Tras estas declaraciones, ha abandonado la sala esposado, despidiéndose con su habitual saludo ultraderechista.


El Tribunal de Oslo considera que Breivik era consciente de lo que hacía, que fue suficientemente racional como para mentir durante el juicio cuando pudo convenirle y que sus motivaciones al perpetarar la matanza eran las de "infundir miedo en la población general", descartando que hubiera patología alguna tras este comportamiento, y concluye que Breivik sufre el trastorno narcisista de una personalidad antisocial, pero no una psicosis que justifique su internamiento en un psiquiátrico. "La Corte estima que tiene trastornos de la personalidad, rasgos antisociales y narcisistas", ha declarado la jueza Wenche Elizabeth Arntzen.

Las respuestas emocionales de Breivik son escasas y su capacidad de empatía está muy deteriorada, según el Tribunal.

A la vuelta del receso, el magistrado empieza a abordar la ideología del asesino, que, según él le llevo a cometer los ataques. Breivik es capaz, pero sufre delirios de grandeza y dice luchar en una cruzada y ser el heredero del trono noruego, según el juez, que reconoce que no está claro que estos delirios sean a causa de sus ideas de extrema derecha o de un desorden narcisista de personalidad.

El juez anuncia otro descanso. Se augura una larga jornada pues el equipo de policía que custodia al asesino ha sido relevado.

El Tribunal considera la matanza como un acto terrorista pues la intención del asesino era intimidar a la población noruega.

El juez asegura que "no hay duda de que todos los asesinatos fueron cometidos con premeditación. Todo había fue cuidadosamente planeado". "Los asesinatos fueron llevados a cabo con gran crueldad", añade el juez, que asegura que la intención de Breivik era "matar a todo el que fuese posible".

Está previsto que el magistrado exponga a continuación las razones por las que el tribunal ha considerado a Breivik como una persona cuerda, y por tanto, responsable de sus actos.

El juez relata también el testimonio de los supervivientes y como huyeron del horror corriendo o a nado alrededor de la isla de Utoya. Breivik disparó en contra de algunos de los que se econtraban en el agua y fue moviéndose por la isla como protagonizando una auténtica cacería humana.

Se reanuda la lectura de la sentencia, de 90 páginas de extensión. El magistrado sigue con la narración de las muertes con todo detalle. El juez va contando cuándo nació la víctima, dónde recibió los disparos, cuándo fue ingresada en el hospital, si es el caso, y en qué momento pereció.

Otras fuentes apuntan a que los abogados no tienen claro todavía si apelarán. El periodista de Sky News Trygve Sorvaag asegura en su Twitter que ha hablado con sus abogados y le han dicho que decidirán si apelan o no en los próximos 14 días.

"Dice que no va a apelar, dado que ha sido declarado penalmente responsable", ha dicho Geir Lippestad, al ser preguntado por los periodistas sobre la reacción del extremista de derechas a su condena. Según la agencia AFP.

El abogado de Anders Behring Breivik declara que su cliente no apelará el veredicto que corresponde a lo que deseaba.

Breivik toma notas mientas escucha los detalles de su matanza

El juez anuncia un nuevo descanso de media hora para comer.

En la mayoría de los casos, Breivik remató a sus víctimas con un disparo en la cabeza. Muchas perdieron la consciencia de forma inmediata y perecieron en pocos segundos, según narra el magistrado.

El asesino ha comenzado a tomar nota mientras el juez continúa el relato de su matanza en orden cronológico con todo detalle.

El juez describe los asesinatos en la isla de Utoya, en la que Breivik asesinó a 69 personas, la mayoría adolescentes.

Se reanuda el juicio. El asesino entra en la sala hablando con sus abogados. Mantiene la apariencia impasible.

Durante el descanso algunos familiares de las víctimas han señalado a los periodistas que están satisfechos con la condena.

El magistrado anuncia un receso, antes de continuar con el fallo, que está previsto que se alargue hasta las 4 de la tarde.

Breivik permanece impasible al relato. Tan solo hace girar un bolígrafo gris entre sus manos.
Los familiares de las víctimas asienten mientras el juez enumera la identidad de sus seres queridos y relata cómo murieron cada uno de ellos.

El magistrado relata los hechos el día del atentado. Breivik iba vestido con un uniforme policial y protegido por un chaleco antibalas. Su primer ataque fue en el centro de Oslo. El juez señala que "fue pura casualidad que más gente no muriese en estos ataques".

El juez describe algunas de las extravagantes ideologías de Breivik, como la de que las mujeres de su país deben dedicar su vida a la concepción de niños noruego de raza.

Otro de los jueces del tribunal toma la palabra. Explica cómo el asesino comenzó a preparar el atentado en 2009 con la preparación de las bombas.

De su condena a 21 años, la pena máxima en Noruega, se reducirán 445 días que Breivik ya ha pasado en prisión.

La juez habla de la supuesta cruzada que quería llevar a cabo Breivik y comenta que el grupo de los caballeros templarios, al que el asesino dice pertenecer, no existiría. La invención sería una estrategia de la defensa para probar su incapacidad.

El asesino escucha el fallo, que durará unas seis horas, con serenidad. En su turno de palabra Breivik tendrá derecho a aceptar o pedir tiempo para decidir si acepta la condena o podrá recurrirla de forma inmediata.

La juez relata la vida del asesino desde su infancia y su actividad delictiva. Se le atribuye la venta de títulos falsos y blanqueo de dinero.

Los cinco jueces encargados de decidir su condena coincidieron en que el asesino es totalmente capaz y responsable de sus hechos. La magistrada principal Wenche Elizabeth Arntzen, que ha leído la sentencia, aclara que el veredicto es unánime.

Breivik ha recibido la resolución de su condena con una actitud tranquila y sonriente y tras realizar su habitual saludo de extrema derecha a la entrada a la sala. Al conocerse el veredicto el asesino confeso ha mostrado una gran sonrisa de satisfacción, seguramente atribuible al haberse cumplido su deseo de no ser condiderado demente.

Condenado a 21 años de cárcel

Anders Behring Breivik, de 33 años, ha sido declarado capaz e imputado por cargos de homicidio y por terrorismo por la muerte de 77 personas en un atentado con coche bomba en Oslo y en un tiroteo posterior en la isla de Utoya, donde se estaba celebrando un campamento de las juventudes laboristas.

Contra el multiculturalismo

Para el autor confeso de la masacre, su acción tenía un motivo. Actuó, según alegó durante el juicio, por "necesidad", en aras de una ideología nacionalista y por odio hacia el multiculturalismo.

Durante diez semanas, un tribunal de Oslo ha escuchado a testigos, expertos y al propio acusado para averiguar los motivos y circunstancias de la matanza, que comenzó con la explosión de un coche bomba frente a oficinas gubernamentales en la capital Noruega.

Ocho personas fallecieron en este primer ataque, mientras que otras 69, en su mayoría adolescentes, perdieron la vida en el tiroteo indiscriminado que Breivik perpetró en Utoya.

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