Tras conocer el veredicto, Breivick ha declarado no
reconocer la legitimidad de un Tribunal que, según él, está al servicio del
multiculturalismo, y sostiene que no recurrirá la sentencia que le condena a 21
años de prisión por los actos terroristas que costaron la vida a 77 personas en
julio de 2011, ya que ello implicaría reconocer la legitimidad de dicho
Tribunal. Tras estas declaraciones, ha abandonado la sala esposado,
despidiéndose con su habitual saludo ultraderechista.
El Tribunal de Oslo considera que Breivik era consciente
de lo que hacía, que fue suficientemente racional como para mentir durante el
juicio cuando pudo convenirle y que sus motivaciones al perpetarar la matanza
eran las de "infundir miedo en la población general", descartando que
hubiera patología alguna tras este comportamiento, y concluye que Breivik sufre
el trastorno narcisista de una personalidad antisocial, pero no una psicosis
que justifique su internamiento en un psiquiátrico. "La Corte estima que
tiene trastornos de la personalidad, rasgos antisociales y narcisistas",
ha declarado la jueza Wenche Elizabeth Arntzen.
Las respuestas emocionales de Breivik son escasas y su
capacidad de empatía está muy deteriorada, según el Tribunal.
A la vuelta del receso, el magistrado empieza a abordar
la ideología del asesino, que, según él le llevo a cometer los ataques. Breivik
es capaz, pero sufre delirios de grandeza y dice luchar en una cruzada y ser el
heredero del trono noruego, según el juez, que reconoce que no está claro que
estos delirios sean a causa de sus ideas de extrema derecha o de un desorden
narcisista de personalidad.
El juez anuncia otro descanso. Se augura una larga
jornada pues el equipo de policía que custodia al asesino ha sido relevado.
El Tribunal considera la matanza como un acto terrorista
pues la intención del asesino era intimidar a la población noruega.
El juez asegura que "no hay duda de que todos los
asesinatos fueron cometidos con premeditación. Todo había fue cuidadosamente
planeado". "Los asesinatos fueron llevados a cabo con gran
crueldad", añade el juez, que asegura que la intención de Breivik era
"matar a todo el que fuese posible".
Está previsto que el magistrado exponga a continuación
las razones por las que el tribunal ha considerado a Breivik como una persona
cuerda, y por tanto, responsable de sus actos.
El juez relata también el testimonio de los
supervivientes y como huyeron del horror corriendo o a nado alrededor de la
isla de Utoya. Breivik disparó en contra de algunos de los que se econtraban en
el agua y fue moviéndose por la isla como protagonizando una auténtica cacería
humana.
Se reanuda la lectura de la sentencia, de 90 páginas de
extensión. El magistrado sigue con la narración de las muertes con todo
detalle. El juez va contando cuándo nació la víctima, dónde recibió los
disparos, cuándo fue ingresada en el hospital, si es el caso, y en qué momento
pereció.
Otras fuentes apuntan a que los abogados no tienen claro
todavía si apelarán. El periodista de Sky News Trygve Sorvaag asegura en su
Twitter que ha hablado con sus abogados y le han dicho que decidirán si apelan
o no en los próximos 14 días.
"Dice que no va a apelar, dado que ha sido declarado
penalmente responsable", ha dicho Geir Lippestad, al ser preguntado por
los periodistas sobre la reacción del extremista de derechas a su condena. Según
la agencia AFP.
El abogado de Anders Behring Breivik declara que su
cliente no apelará el veredicto que corresponde a lo que deseaba.
Breivik toma notas mientas escucha los detalles de su
matanza
El juez anuncia un nuevo descanso de media hora para
comer.
En la mayoría de los casos, Breivik remató a sus víctimas
con un disparo en la cabeza. Muchas perdieron la consciencia de forma inmediata
y perecieron en pocos segundos, según narra el magistrado.
El asesino ha comenzado a tomar nota mientras el juez
continúa el relato de su matanza en orden cronológico con todo detalle.
El juez describe los asesinatos en la isla de Utoya, en
la que Breivik asesinó a 69 personas, la mayoría adolescentes.
Se reanuda el juicio. El asesino entra en la sala
hablando con sus abogados. Mantiene la apariencia impasible.
Durante el descanso algunos familiares de las víctimas
han señalado a los periodistas que están satisfechos con la condena.
El magistrado anuncia un receso, antes de continuar con
el fallo, que está previsto que se alargue hasta las 4 de la tarde.
Breivik permanece impasible al relato. Tan solo hace
girar un bolígrafo gris entre sus manos.
Los familiares de las víctimas asienten mientras el juez
enumera la identidad de sus seres queridos y relata cómo murieron cada uno de
ellos.
El magistrado relata los hechos el día del atentado.
Breivik iba vestido con un uniforme policial y protegido por un chaleco
antibalas. Su primer ataque fue en el centro de Oslo. El juez señala que
"fue pura casualidad que más gente no muriese en estos ataques".
El juez describe algunas de las extravagantes ideologías
de Breivik, como la de que las mujeres de su país deben dedicar su vida a la
concepción de niños noruego de raza.
Otro de los jueces del tribunal toma la palabra. Explica
cómo el asesino comenzó a preparar el atentado en 2009 con la preparación de
las bombas.
De su condena a 21 años, la pena máxima en Noruega, se
reducirán 445 días que Breivik ya ha pasado en prisión.
La juez habla de la supuesta cruzada que quería llevar a
cabo Breivik y comenta que el grupo de los caballeros templarios, al que el
asesino dice pertenecer, no existiría. La invención sería una estrategia de la
defensa para probar su incapacidad.
El asesino escucha el fallo, que durará unas seis horas,
con serenidad. En su turno de palabra Breivik tendrá derecho a aceptar o pedir
tiempo para decidir si acepta la condena o podrá recurrirla de forma inmediata.
La juez relata la vida del asesino desde su infancia y su
actividad delictiva. Se le atribuye la venta de títulos falsos y blanqueo de
dinero.
Los cinco jueces encargados de decidir su condena
coincidieron en que el asesino es totalmente capaz y responsable de sus hechos.
La magistrada principal Wenche Elizabeth Arntzen, que ha leído la sentencia,
aclara que el veredicto es unánime.
Breivik ha recibido la resolución de su condena con una
actitud tranquila y sonriente y tras realizar su habitual saludo de extrema
derecha a la entrada a la sala. Al conocerse el veredicto el asesino confeso ha
mostrado una gran sonrisa de satisfacción, seguramente atribuible al haberse
cumplido su deseo de no ser condiderado demente.
Condenado a 21 años de cárcel
Anders Behring Breivik, de 33 años, ha sido declarado
capaz e imputado por cargos de homicidio y por terrorismo por la muerte de 77
personas en un atentado con coche bomba en Oslo y en un tiroteo posterior en la
isla de Utoya, donde se estaba celebrando un campamento de las juventudes
laboristas.
Contra el multiculturalismo
Para el autor confeso de la masacre, su acción tenía un
motivo. Actuó, según alegó durante el juicio, por "necesidad", en
aras de una ideología nacionalista y por odio hacia el multiculturalismo.
Durante diez semanas, un tribunal de Oslo ha escuchado a
testigos, expertos y al propio acusado para averiguar los motivos y
circunstancias de la matanza, que comenzó con la explosión de un coche bomba
frente a oficinas gubernamentales en la capital Noruega.
Ocho personas fallecieron en este primer ataque, mientras
que otras 69, en su mayoría adolescentes, perdieron la vida en el tiroteo
indiscriminado que Breivik perpetró en Utoya.
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