La simbiosis entre la vida y la tecnología tiene un nuevo
desarrollo en el llamado “Bi-Fi” o “Internet biológico” que bioingenieros de la
Universidad de Stanford recién dieron a conocer.
Monica Ortiz y Drew Endy manipularon un virus conocido
como M13 (inocuo) de tal modo que crearon un mecanismo biológico para enviar
mensajes genéticos de célula a célula, sistema que permite transferir datos de
mucha mayor complejidad y cantidad.
Los científicos tomaron una característica natural del
virus: el hecho de que se reproduce en el organismo residente tomando cadenas
de ADN que libera después de otro huésped. Se trata en esencia de una canal de
comunicación que, como el Internet inalámbrico, permite a las células enviar y
recibir mensajes, sin importar el contenido de estos.
La innovación de Ortiz y Endy consistió sobre todo en
separar el mensaje del canal, con lo cual consiguieron enviar el mensaje de ADN
que elijan a células específicas dentro de una comunidad microbiana compleja.
En otras palabras, el mecanismo permite enviar y recibir
órdenes a nivel celular más allá de los límites que el código genético impone:
“Si tu red de conexión está basada en el azúcar”, explica Endy, “entonces tus
mensajes están limitados a ‘más azúcar’, ‘menos azúcar’ o ‘no azúcar’”. En
contraste, las modificaciones operadas sobre el M13 permiten intercambiar
mensajes como “comienza a crecer”, “deja de crecer”, “acércate”, “produce
insulina” y otros similares.
De perfeccionarse, este desarrollo biotecnológico
permitiría controlar complejos celulares ligados a procesos de biosíntesis.
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