La 'Holcocephala fusca' parece una mosquita muerta, pero
se trata de un feroz depredador: persiguen a sus presas como helicópteros de
combate gracias a dos alas atrofiadas.
Capturar a un killer no es fácil. Hay que acercarse
mucho, y a veces disparar. Hasta 66 veces disparó su cámara, equipada con un
objetivo macro de 50 milímetros, el fotógrafo Thomas Shahan (www.thomasshahan.com) para tener a foco los
ojos compuestos de esta Holcocephala fusca, alias mosca asesina.
Es pequeña y parece una mosquita muerta, pero en realidad
se trata de un feroz depredador: los asílidos, la familia de insectos dípteros
a la que pertenece, persiguen a sus presas —moscas, abejas, avispas, libélulas,
saltamontes— como helicópteros de combate gracias a dos alas atrofiadas que
funcionan como giróscopos y les permiten realizar vuelos vertiginosos.
Tras derribar a sus víctimas, inyectan con la probóscide
una saliva con enzimas neurotóxicas que las paraliza y las prepara para la
digestión.
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