Gracias a una campaña mundial de vacunación, la viruela
fue finalmente erradicada en 1979 luego de provocar la muerte de millones de
personas alrededor del mundo. Ahora sin embargo, los científicos han
descubierto que no es imposible volver a encontrarse con el letal virus.
En el 2004 un grupo de científicos encontró varios sitios
de entierros en Siberia, cada tumba de madera conteniendo un cuerpo congelado
en permafrost. Si bien la mayoría de las tumbas eran individuales, los expertos
encontraron una que extrañamente contenía cinco momias congeladas, dos niños y
tres adultos, los cuales habían sido enterrados de manera inmediata luego de
morir hace 300 años aproximadamente.
Al tomar muestras del tejido de una de las momias, la
cual parecía ser de una mujer adulta de 23 años, los expertos descubrieron que
tenía restos de hierro en sus pulmones, lo que indica que se llenaron de sangre
antes de morir. La científicos concluyeron entonces que su causa de muerte
había sido una "infección repentina y letal".
Estudios recientes de muestras del ADN del pulmón
revelaron que aquellas momias habían muerto producto de la viruela.
De acuerdo al virólogo Philippe Biagini, uno de los expertos
de la investigación, los resultados del estudio arrojaron que en el tejido
pulmonar de la momia existían fragmentos de ADN de un tipo de viruela, al cual
apodaron PoxSib. "Esta información genética podría entregar pistas acerca
de las epidemias pasadas" señaló el equipo de científicos en su estudio.
Aunque no pudieron identificar exactamente en dónde se
ubicada el PoxSib dentro del "árbol genealógico" de la viruela, los
expertos creen que podría ser un antecesor del virus o parte de una línea
antigua que no tiene relación directa con el brote del siglo XX. Los autores
sugieren en su estudio que quizás puede estar vinculado con la epidemia de 1714
y podría haber llegado a Siberia a través de la conquista rusa.
El estudio fue publicado en la revista The New England
Journal of Medicine.
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