miércoles, 13 de marzo de 2013

HUMO NEGRO EN EL SEGUNDO DÍA DE CÓNCLAVE, QUE SIGUE SIN PAPA


Una espesa columna de humo negro salió este miércoles a las 10H40 GMT de la chimenea de la Capilla Sixtina en el Vaticano, indicando por segunda vez al mundo que los cardenales reunidos en cónclave no habían elegido todavía a un nuevo papa. Los 115 cardenales electores llevaron a cabo dos votaciones inconclusas durante la mañana y volverán a reunirse por la tarde para dos rondas más, tras las cuales se espera otra fumata.


Los cardenales votaban este miércoles por segundo día para elegir al sucesor de Benedicto XVI, que según los expertos podría ser un italiano o, por primera vez, un papa del continente americano.La tarde del martes, la primera votación sirvió para poner sobre el tapete los nombres de los favoritos para dirigir a los 1.200 millones de católicos del mundo, y medir fuerzas.

Entre los nombres que barajan los expertos figuran el italiano Angelo Scola, de 71 años y arzobispo de Milán, y tres prelados del continente americano.

Se trata del brasileño Odilo Scherer, de 63 años, arzobispo de Sao Paulo y considerado el candidato de la curia; del canadiense Marc Ouellet, prefecto de la congregación para los Obispos y discípulo de Benedicto XVI; y del mediático estadounidense Timothy Dolan, de 63 años y arzobispo de Nueva York.

Para ser elegido, uno de ellos tiene que lograr dos tercios de los votos (77) de los 115 purpurados en el cónclave, que tienen cuatro votaciones previstas durante la jornada, dos por la mañana y otras tantas por la tarde si las primeras son infructuosas.

Al término de cada sesión, en torno a las 11H00 GMT y a las 17H00 GMT, el mundo volverá a fijar sus ojos en la chimenea de cobre situada sobre la Capilla Sixtina, en espera de una eventual fumata blanca.

Hace ocho años, Benedicto XVI fue elegido en la segunda jornada del cónclave, tras la tercera votación. El papa alemán renunció el pasado 28 de febrero, alegando "falta de fuerzas".

Los expertos coinciden en que este cónclave también debería ser corto, pero la polarización podría alargarlo.

En ese caso, podría entrar en juego algún nombre que no ha figurado en las quinielas, porque según un sabio refrán romano que muchos repiten a menudo, "el que entra Papa en el cónclave sale cardenal".

En el último siglo, sin embargo, ningún cónclave ha superado los cinco días.

La prensa italiana apuesta fuerte por el arzobispo de Milán, ex patriarca de Venecia y promotor del diálogo religioso especialmente con el Islam, quien al parecer dispondría ya de unos 40 votos.

Sea quien fuera el nuevo papa, será un conservador, puesto que todos los electores, nombrados por Juan Pablo II y Benedicto XVI, tienen esa visión de la Iglesia.

La elección de un papa, que además por primera vez en siete siglos no está rodeada del luto por la pérdida del pontífice anterior, es siempre una gran atracción en Roma.

Numerosos fieles, turistas o simples curiosos volvieron a congregarse el miércoles por la mañana en la plaza de San Pedro, rodeada de un cordón de seguridad, para asistir en directo a la salida del humo blanco o negro.

"Vamos y venimos de la plaza desde ayer. Estaría bien un papa latino, pero que sea el que Dios quiera", contó a AFP Marina, una ama de casa mexicana.

Los técnicos del Vaticano se aseguraron esta vez de que, al menos la fumata negra, se vea claramente, y no como en 2005, cuando el humo que salía por la chimenea empezaba siendo gris antes de cambiar hacia uno u otro color, creando confusión.

Según la prensa italiana, el elegido de entonces y hoy papa emérito Benedicto XVI siguió el ritual de la primera jornada del cónclave por televisión desde la residencia papal de Castelgandolfo (a 25 kilómetros al sur de Roma), donde reside a la espera de trasladarse a un monasterio dentro de los muros del Vaticano, a escasos metros del palacio apostólico.

Su secretario particular, Georg Gänswein, que mantiene su cargo de prefecto de la Casa Pontificia, estará por tanto también al servicio del nuevo papa, algo inédito en la historia de la Iglesia y que genera muchos interrogantes por su rol de vínculo entre dos pontífices.

Cuando un candidato alcance los votos necesarios para ser elegido y acepte asumir la responsabilidad, se anunciará con una fumata blanca acompañado por el redoblar de las campanas de San Pedro, de las que se harán eco el resto de iglesias de Roma.

El nuevo pontífice elegirá entonces el nombre con el cual quiere gobernar y vestirá por primera vez la sotana blanca, antes de ser presentado a Roma y al mundo y pronunciar su primera bendición 'Urbi et Orbi' desde el balcón del Palacio Apostólico.

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