¿Ocean’s Eleven dijo alguien? En Melbourne, Australia, un
hombre se llevó 33 millones de dólares después de ganarle a la casa en juegos
de cartas. Eso sí, las ganancias las obtuvo interceptando las cámaras de
vigilancia del Crown Casino.
La jugarreta fue realizada por una persona cuyo nombre no
fue revelado, que pertenecía al grupo de las “ballenas”, aquellos apostadores
que juegan grandes sumas de dinero en un casino. Para llevar a cabo el plan, él
y sus cómplices hackearon la red de cámaras de vigilancia del casino; esto les
permitió observar las cartas tanto de la casa como del resto de jugadores, y
así en unas cuantas rondas de juego hacerse con un buen puñado de dólares en
ganancias.
El jugador en cuestión incluso se estaba quedando en una
“villa” del hotel con su propia familia. Obviamente, una vez descubierta la
estafa, fue expulsado y prohibido de volver a poner un pie en el casino. Por
otra parte, se está llevando a cabo una investigación y se cree que hay personal
del mismo casino involucrado en el trabajo, en una situación digna de Danny
Ocean y Rusty Ryan.
En el Crown esperan que sea posible recuperar “una buena
parte” del dinero conseguido de mala forma, aunque al parecer el problema mayor
es que interceptar las redes de vigilancia de las cámaras no es algo demasiado
complicado, según las voces de algunos expertos.
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