Acusados por los demócratas de "hacer la guerra a las mujeres" y a sus derechos, los republicanos replican para evitar perder pie en un electorado clave para ganar las presidenciales estadounidenses de noviembre de 2012.
"Soy consciente de que nuestro partido se ve habitualmente
confrontado a la cuestión de los derechos de las mujeres" y de que los
demócratas "han trabajado con eficacia en la deformación de nuestras
posiciones", sostuvo esta semana Mitt Romney, el precandidato con más
posibilidades de convertirse en rival del presidente Barack Obama.
Desde hace varias semanas, la maquinaria electoral demócrata
acusa a los republicanos de menospreciar los derechos de las mujeres
respaldando posturas ultraconservadoras en temas como el aborto o la
anticoncepción.
En estas primarias republicanas, de un tono netamente orientado
hacia la derecha, los republicanos procuran recuperar terreno en el
electorado femenino, que representa 53% del total y que en 2008 se
inclinó claramente en favor de Obama, con un 56%.
Según un sondeo de Gallup/USA Today publicado esta semana,
Obama supera a Mitt Romney en 14 puntos (51% contra 37%) entre las
mujeres políticamente independientes en varios estados clave para las
presidenciales de noviembre.
Ante estas cifras alarmantes, los republicanos -embarcados en
una guerra fratricida por la designación de su candidato- comenzaron a
plantearse el tema del voto femenino.
El jueves, la gobernadora de Carolina del Sur (sudeste), Nikki
Haley, que apoya a Romney, salió en defensa de su candidato en la
pantalla de CNN. "Si el gobernador Romney carece de un buen contacto con
las mujeres debe hablar de los temas que a ellas les preocupan" y echar
mano al "gran recurso del que dispone: su mujer Ann", dijo.
El presidente del partido, Reince Priebus, protestó a su vez
por la manera en que los demócratas intentan imponer una imagen
estereotipada de su partido.
Katherine Jellison, profesora de historia de la Universidad de
Ohio, señaló a la AFP que "los últimos comentarios de miembros del
partido republicano contribuyeron a agravar su reputación ante las
mujeres".
"Aun si Romney no ha sido uno de los más activos en practicar
este tipo de retórica, el hecho de que defienda los colores del Partido
Republicano en este momento" y que no se haya desmarcado claramente "de
los dichos de sus colegas no lo beneficia", destacó.
El viernes, la Casa Blanca se involucró en la batalla al
defender las conquistas sociales de las mujeres, amenazadas, según dijo,
por una eventual anulación por la Corte Suprema de Justicia de la
reforma de la salud adoptada en 2010.
Si esa reforma fuera declarada inconstitucional "sería
catastrófico para las mujeres", subrayó una alta funcionaria del
gobierno que no reveló su identidad.
La víspera, el propio Obama se sumó al debate al defender el
derecho de las mujeres a ser parte del muy selecto Augusta National Golf
Club de Georgia (sudeste). "Su opinión personal es que las mujeres
deberían ser admitidas" en esa institución, señaló Jay Carney, vocero
del jefe de Estado.
El tema del derecho de las mujeres volvió a saltar a la
palestra el mes pasado, cuando Rush Limbaugh, un célebre animador radial
conservador, insultó a la joven militante por el derecho a la
anticoncepción Sandra Fluke.
La joven había advertido que la política de los republicanos
podría generar "las peores consecuencias" sobre la salud de las mujeres.
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