Algunos analistas enumeran las consecuencias que tendría
el hipotético escenario de una Cataluña fuera de España.
La independencia de Cataluña
conllevaría un empobrecimiento, según afirma un informe elaborado por el
economista Mikel Buesa, en el que señala que la economía de la región podría
situarse en niveles similares a los de Chipre.
Mientras parece crecer el
apoyo al independentismo
catalán y tras la negativa por parte de Mariano Rajoy, presidente del Gobierno
español, a negociar el pacto fiscal
propuesto por el presidente catalán, Artur Mas, Cataluña estudia proponer el
Estado propio en el Parlamento autonómico como una de las vías que podrían
abrirse después de unas elecciones en esta comunidad.
Aunque los partidarios de la independencia catalana sostienen que de este modo se solucionarían gran parte de los problemas financieros, algunos expertos coinciden en que sería un paso equivocado y que la nueva nación saldría más perjudicada que beneficiada.
De la región más rica de España, a la nación más pobre
Según un informe del
catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid Mikel Buesa,
con la independencia Cataluña perdería no menos del 25% del PIB.
“Actualmente”, señala en
declaraciones al diario español ABC, “el PIB por habitante de Cataluña ronda
los 28.200 euros; un recorte de entre el 20% y el 25% lo dejaría entre los
21.000 y los 22.600 euros”.
Buesa opina que Cataluña
pasaría “de ser una región más rica que la media española a una nación más
pobre que esa media”.
Caída de ingresos
fiscales
En lo que refiere al debatido
tema del pacto fiscal, el economista Ángel de la Fuente sostiene que las
estimaciones a favor de dicho acuerdo por parte de grupos nacionalistas
catalanes no son acertadas. Argumenta que una reducción del PIB conllevaría de
forma inmediata una caída paralela de los ingresos fiscales.
Asimismo, según el presidente
de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, Juan Rosell,
Cataluña cuenta con un problema de financiación que “no se puede obviar”.
Rosell, que no esconde su preocupación por la apuesta independentista, afirma
que los empresarios defienden un mercado único pero también insta al Gobierno
central a que no ignore el malestar de esta autonomía y encuentre una solución
a sus problemas económicos.
“La promesa del
independentismo es la del empobrecimiento”,
subraya Buesa, que considera que “una Cataluña independiente se enfrentaría a
una década de un empobrecimiento brutal" de la que no podría salir en
mucho tiempo.
Separación de la
UE
La secesión supondría, según
expertos, la separación de la Unión Europa
y la pérdida del euro y de las ayudas comunitarias.
Sus fronteras con España y con
el resto de socios europeos afectarían a más del 80% de sus flujos comerciales,
que en la actualidad dependen mayoritariamente del mercado español.
Además, las multinacionales
que valoran la pertenencia del país a la unión monetaria podrían acabar optando
por la deslocalización. La competitividad de los productos y servicios
catalanes experimentarían un serio declive por los sobrecostes arancelarios y
las empresas sufrirían un efecto rechazo desde España.
Temido efecto
dominó en España y en Europa
La ola independentista
catalana coincide con un momento muy duro en España, donde el endeudamiento
de todas las comunidades alcanza los 36.000 millones de dólares y el de
Cataluña supone más de un tercio de esta cantidad.
Algunos expertos opinan que
una secesión catalana podría animar a otras regiones en la Península Ibérica en
particular y en Europa en general, a seguir sus pasos.
La excesiva centralización de
los Gobiernos en Italia, Bélgica y el Reino Unido ya ha llevado a movimientos
separatistas en regiones de estos países a luchar por su independencia. Así,
en Escocia, el
líder del Partido Nacional Escocés, Alex Salmond, ya está preparando un
referéndum sobre la independencia de esta región para 2014.
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