Un artículo publicado por el diario The Telegaph genera
controversia en la ufología, sobre si la investigación del fenómeno OVNI se
encuentra declinando, y amenaza con desaparecer, ante la falta de evidencia
concreta dentro de un paradigma de la realidad.
Un reciente artículo publicado en The Telegraph ha
sacudido a la ufología. Según sostiene este diario británico, citando a
diferentes investigadores, los reportes de avistamientos de OVNIs están
declinando y existe entre la comunidad una especie de desencanto ante la falta
de evidencia contundente. El argumento en su aspecto más simple se mueve en la
dirección de que, después de tantos años, debería de existir evidencia física
incontrovertible dentro de este ámbito de realidad de la existencia de OVNIs o
de extraterrestres.
Investigadores de este fenómeno que cuentan con un cierto
respaldo académico, como Nick Pope o Jacques Valles, sin embargo, consideran
que la ufología está lejos de desaparecer, si acaso está entrando en una nueva
etapa más seria, como escribe también David Metcalfe en el sitio Disinfo: “tal
vez sea bueno que los entusiastas de los extraterrestres se aburran, para que
mentes más sobrias tomen las riendas investigando lo desconocido”.
La complejidad y del fenómeno OVNI y la multiplicidad de
actores que participan en cómo éste es percibido, hacen que encontrar una
interpretación o una realidad definitiva sea casi imposible. Ocurre como a
aquellas personas que describen un elefante en una habitación oscura, sólo
pudiendo obtener información de lo que pueden tocar, cada una ve la totalidad
desde una perspectiva limitada y generalmente fragmentaria.
El misterio de los OVNIs se incrementa y ensombrece por
la participación de intereses creados y agendas ocultas: la manipulación de la
información por parte de algunos gobiernos –ya sea para ocultar su propia
tecnología militar o para crear un desconcierto capitalizable en la población–
y el jugoso negocio que representa para la industria del entretenimiento y para
gurús del new age, que explotan el fanatismo de las masas, o que ellos mismos
son víctimas de un desaforado fanatismo. Esto genera que la imaginaria popular
se vea contaminada por una mezcla de desinformación, relatos alucinatorios,
programación mental y probablemente algunos casos genuinos de encuentros con
fenómenos inexplicables que al ser interpretados, o “bajados a esta realidad”,
generan una indisoluble confusión.
Según el Telegraph, el fracaso en encontrar evidencia y
la supuesta disminución en el reporte de avistamientos, sugiere que “los
extraterrestres no existen después de todo y podría significar el fin de la
ufología en la siguiente década”. En esto coincide David Wood, el director de
la Asociación para el Estudio Científico de Fenómenos Anómalos (Assap, por sus
siglas en inglés), quien dice: “Creo que cualquier investigador del fenómeno
OVNI te dira que el 98% de los casos que ocurren son fácilmente explicables.
Una de las conclusiones que se pueden deducir de esto es que tal vez no exista
nada ahí. Los días de los convincentes testigos oculares parecen haberse
acabado”.
En los últimos dos años, después del pico que significó
el 2010, los diario quizás han bajado un poco la intensidad en su cobertura de
avistamientos de OVNIs y confesiones de oficiales militares (como ocurrió con
una conferencia transmitida en vivo por CNN, que amenzaba con revelar el
encubrimiento innegable de este fenómeno), debido posiblemente a un cierto
hartazgo. No así las películas y programas de TV que abordan este fenómeno
–películas con una temática OVNI o extraterrestre, se ha demostrado, aumentan
el número de avistamientos, en un claro calentamiento psíquico.
Los datos manejados por el Telegraph contrastan con los
publicados en el Huffington Post, donde el investigador Lee Spiegel refiere que
en Estados Unidos en los últimos tres años se han incrementado los
avistamientos de aeronaves no identificadas en un 67%.
Pero esta desestimación del fenómeno OVNI por parte de
algunos investigadores británicos –o quizás solamente encabezada por los
medios, bajo cierta agenda– deja de lado una serie de factores. Por un lado,
como señala Nick Pope, ex encargado del área dedicada al estudio de los OVNIs
en el Ministerio de Defensa, el hecho de que sea tan fácil actualmente producir
falsificaciones e inundar la Red con esta información hace que, en la
saturación, sea fácil pensar que todo el fenómeno es apócrifo e insustancial.
Pero después de todo, aunque el 99% de los casos sean falsos, con que exista
uno que sea verdad, esto es suficiente para continuar la investigación y poner
en entredicho la realidad oficial.
Por otro lado, hay que considerar que tal vez un fenómeno
así no genere evidencia física, lo cual no signifique que no esté sucediendo o que
no tenga importancia en cuanto a lo que le sucede a la humanidad. Algunas de
las mentes más brillantes que han analizado este tema han sugerido que se
podría tratar de un fenómeno psíquico –una especie de penetración simbólica o
metafísica de otro plano de realidad. Según Carl Jung el fenómeno OVNI indica
“cambios en la constelación de los dominios psíquicos, de los arquetipos o
‘dioses’, como se les solía llamar, que traen o acompañan una larga
transformación en la psique colectiva”. Algo similar pensaba Juan García
Atienza, quien en su libro La Gran Manipulación Cósmica, sugiere que los OVNIs
son manifestaciones de una realidad superior que por momentos se empalma con
esta –o usando términos de W.B. Yeats que estremece el velo entre mundos.
Jacques Valles, ha trabajado en sus libros la hipótesis de que se trate de un
sistema de control interdimensional. Coincidentemente físicos como Paul Davies,
han sugerido que una inteligencia avanzada habría dejado el plano de la
biología por lo que podría manifestarse de formas completamente desconocidas
para nosotros. No es para nada descabellado pensar que inteligencias
superiores, extraterrestres o incluso que hayan evolucionado en este planeta
anteriormente, sean invibles para nosotros: solo cognosibles de la manera que
ellas mismas escogen (acaso como quien pone la punta de un dedo para encarar a
una hormiga).
Lo cierto es que, por diversas razones, las personas en
este planeta siguen teniendo contacto con objetos o seres que parecen provenir
de otro mundo o de otra realidad. Esto puede ser una señal de que existen otros
mundos, otras inteligencias y otras dimensiones de existencia, o quizás
solamente un síntoma de insatisfacción y malestar psicocultural de nuestra
especie. De cualquier forma, el fenómeno merece investigarse.
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