jueves, 3 de enero de 2013

DRONES, CIBERGUERRA Y CONTROL TOTAL



Esquemas de otra época.

Durante el tercer y último debate de la pasada campaña presidencial, Mitt Romney manifestó que, bajo la administración Obama, la flota naval del ejército americano era “más pequeña que en cualquier otro momento desde 1917”.  La respuesta del presidente fue inmediata y cargada de ironía. No solo la fuerza naval es más pequeña hoy que en ningún otro momento desde la Primera Guerra Mundial, sino que el ejército de los Estados Unidos también va más corto que nunca en cuanto a “caballos y bayonetas”.

Hay que excusar a Mitt Romney. El último candidato republicano a la Casa Blanca, al igual que el resto de la mayor parte de la opinión pública, desconoce hasta qué punto ha cambiado la naturaleza de las fuerzas armadas del mundo en general y de los Estados Unidos en particular. Fuera de los hipotéticos conflictos nucleares, todavía estamos acostumbrados a operar con esquemas de otra época, una época en la que contar el número de barcos, aviones, tanques e incluso soldados era parte del juego. Hay que olvidarse de esto, hay formas más sutiles de medir capacidades.

Durante la pasada legislatura, la administración Obama y la cúpula militar analizaron cuáles iban a ser las necesidades del día de mañana y decidieron qué puntos que había de cubrir con tal de mantener el país seguro. Según informó el propio Obama durante el debate, las necesidades pasan por poner énfasis en dos puntos:ciberguerra y espacio.

“Todavía estamos acostumbrados a operar con esquemas de otra época, una época en la que contar el número de barcos, aviones, tanques e incluso soldados era parte del juego. Hay que olvidarse de esto.”

Avances poco publicitados


Grácias a los avances tecnológicos y a la voluntad de la Casa Blanca, la naturaleza de las fuerzas armadas se ha redirigido. Se han producido avances gigantescos que no han sido demasiado publicitados y que han allanado el terreno para la primera ciberguerray para cargar de armamento los cielos de todo el mundo. Hay un futuro a la vuelta de la esquina y está plagado de drones y ciberguerra.

A pesar de que los drones ya son una realidad, se espera quepara la próxima década, los Estados Unidos tengan a su disposición un sistema de vigilancia intensivo, capaz de seguir a sospechosos biométricamente durante largas distancias, inutilizar satélites enemigos y enviar misiles convencionales a cualquier punto del mundo a velocidad supersónica. Todo mediante el uso  de los aviones no tripulados que durante la última década ya han sido utilizados para vigilar y eliminar a potenciales enemigos en el marco de la Guerra contra el Terrorismo. A día de hoy, Obama autoriza el uso de estos aviones durante las reuniones que se celebran cada martes en la Casa Blanca, las ya conocidas como ‘Terror Tuesdays’.

La seducción que ejercen los drones es consecuencia directa de las ventajas políticas que ofrecen: tienen un coste relativamente bajo, no implican bajas del bando que las usa y dan una apariencia de juego duro. Además, a pesar de ser profundamente impopulares en países extranjeros, no son excesivamente mal vistos por la población de los países que los utilizan, cualquier daño a los intereses nacionales solo se puede mostrarse  eventualmente a largo plazo.

Paralelamente, bajo el mandato de Obama, la vigilancia digital ha dejado atrás su carácter defensivo y ya dispone de capacidad ofensiva. El pentágono formó el CYBERCOM hace poco más de tres años, un comando que es totalmente operativo desde la segunda mitad del año 2010 y que ya ha declarado el ciberespacio como un terreno operativo, al igual que lo son el aire, la tierra y el mar. Esta unidad es el origen de los múltiples ataques digitales que han recibido las centrifugadoras de uranio iraníes y algunos bancos de oriente medio.
Las piezas de un puzzle

El futuro de la tecnología militar es incierto, pero teniendo en cuenta la inercia que tienen las políticas en el uso de los drones y las informaciones publicadas por algunas agencias gubernamentales, se pueden sacar algunas conclusiones. Por ejemplo, la DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación de Defensa Avanzados, deja a entender que para la próxima década, habrá un sistema de vigilancia y ataque que cubrirá distintas capas de la atmósfera. Sientate y relájate, todo será dirigido por control remoto.


Con tal de cubrir la parte más baja de la troposfera, el Pentágono está construyendo un ejército de un centenar de gigantescos Global Hawk, capaces de analizar el terreno a un radio de 150km, interceptar comunicaciones y de volar durante días enteros, pudiendo eliminar cualquier cosa que haya en sus inmediaciones. Un poco más arriba, a 20 km de altura se podrán encontrar los “Vulture”, vigilantes equipados con grandes paneles solares que podrán operar sin tocar el suelo por espacios de hasta cinco años. A día de hoy, ya hay, como mínimo, 60 bases que albergan drones en Eurasia y que son capaces de lanzar ataques aéreos a cualquier punto de África, Asia o Europa. El dron que ha sido capturado esta semana en Irán es prueba de cuán operacionales son estos instrumentos de guerra.Si todo sigue igual, los planes de la DARPA para la estratosfera incluyen la incorporación del Vehiculo Hipersónico ‘Falcon’, capaz de cruzar el planeta en menos de 1 hora, multiplicando por 20 la velocidad del sonido y llevando consigo más de 5 toneladas de armamento convencional. Su conceptualización se enmarca dentro de lo que se llama ‘Ataque Global Inmediato’, un esfuerzo en innovación militar que permitirá atacar cualquier parte del globo en menos de una hora. El concepto es similar al de los misiles balísticos intercontinentales, pero estos no tienen sentido si no involucran cabezas nucleares. El General Cartwright lo explicó así: “Si no quieres escalar hacia un conflicto nuclear, el tiempo de respuesta frente a un ataque se mide en días, quizá semanas.” Los Ataques Globales Inmediatos son un paso adelante en las políticas de disuasión que Washington tiene preparadas para finales de esta década.En la exosfera, a 400km de altitud, el Pentágono ya ha probado el X-37B, un dron que voló sin interrupciones durante 15 meses y que ha probado la viabilidad de los planes para situar más de ellos orbitando en el espacio. Se espera que los satélites sean el blanco principal de estas naves y todo apunta que su puesta en marcha responde al sistema de satélites propios que la China tiene preparado para el 2020. China, por su parte, también tiene un sistema de inutilización de satélites que ya ha fue puesto a prueba hace unos años con éxito.La colonización del cielo por parte del ejército no acaba aquí. En el espacio exterior, se podrán situar Telescopios Espaciales de Vigilancia que, basados en el espacio, podrán mostrar todo el globo en una sola pantalla, haciendo posible el seguimiento de todos y cada uno de los objetos que orbitan la tierra.

Reconsiderar la soberanía

Es difícil pensar en las consecuencias que pueden tener todos estos movimientos a largo plazo. Un sistema de vigilancia global de estas características gobernado por un solo país obliga a replantear la noción de soberanía de los otros más de 190 países. Aunque existan leyes en el derecho internacional referentes a la soberanía del cielo, es difícil de hacerlas cumplir a más de 20 km de altura.

Por otra parte, el control de algo tan global como el ciberespacio por parte de un ejército informático también ha de replantear todavía más el control de los estados sobre sus propias estructuras en la red. En cualquier caso, las fuerzas armadas se mueven progresivamente hacia la invisibilidad, al menos a los ojos de la opinión pública. A diferencia del conflicto nuclear, los avances generan un poder omnisciente que deja vía libre a ataques milimétricos de difícil detección a escala planetaria. La nueva era no promete destrucción total sino que se presenta como un proceso de eliminación altamente selectivo.


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