martes, 29 de enero de 2013

LOS SUELOS SECOS ATRAEN A LAS TORMENTAS


Cuando los suelos están más secos, hay más probabilidad de que se formen tormentas vespertinas. Estos son los resultados de un estudio publicado en Nature, que contradice los actuales modelos predictivos de simulación de las condiciones que se darían en un contexto de cambio climático.


La investigación ha sido realizada por un grupo internacional de científicos del Reino Unido, Holanda, Austria, y Francia que analizaron las imágenes de varios satélites que observan el desarrollo de las nubes de tormenta por todo el planeta. Al emparejarlas con los mapas de humedad del suelo, obtuvieron un resultado sorprendente: "Ya habíamos estudiado las tormentas de África, y observamos que las nubes de lluvia tendían a formarse en zonas en las que no había llovido durante días", ha explicado Chris Taylor, del Centro de Ecología e Hidrología (Reino Unido), y director de la investigación. "Nos sorprendió encontrar el mismo patrón en otras zonas como los Estados Unidos y Europa continental. En estos climas menos extremos no esperábamos ver un efecto significativo de la humedad del suelo".

¿Cómo se explican estos resultados? "En los días soleados la tierra calienta el aire, creando corrientes térmicas que ascienden varios kilómetros en la atmósfera. Si el suelo está seco, las corrientes térmicas se hacen más fuertes, y la probabilidad de lluvia aumenta", ha indicado Taylor.

Los resultados son de elevada importancia a la hora de desarrollar modelos climáticos futuros. Los científicos compararon sus observaciones con seis modelos predictivos y encontraron que en todos se partía de la premisa de que un suelo con más humedad genera más tormentas, y por tanto en un escenario de cambio climático, con un descenso de precipitaciones, se entraría en un círculo vicioso en el que la sequía provocaría más sequía.

"Tendremos que mejorar los modelos climáticos para poder hacernos una idea más precisa de las implicaciones del cambio climático a escala regional", ha explica Françoise Guichard, co-autor del trabajo.

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