Los pandas gigantes son uno de los animales favoritos de
niños y adultos. Famosos por su apariencia tierna, por comer bambú y haberse convertido
en icono de conservación animal, hoy los pandas suman un nuevo punto a su
historial: su sangre podría salvar a la humanidad de enfermedades.
Científicos chinos de la Universidad Agrícola de Nanjing
han descubierto en el torrente sanguíneo del animal un poderoso antibiótico,
capaz de matar bacterias y hongos.
Según sus descubridores, la sustancia encontrada en la
sangre de estos mamíferos podría ser la base para una nueva generación
antibacteriana, que ataque superbacterias que se han vuelto resistentes a los
fármacos.
Tras analizar el ADN del panda gigante, los
investigadores encontraron el compuesto, denominado cathelicidin-AM, el cual
"mostró una potencial actividad antimicrobiana contra un amplio espectro
de microorganismos, incluyendo bacterias y hongos, en sus versiones estándar
como en cepas resistentes a los medicamentos", dijo el doctor Xiuwen Yan,
a cargo de la investigación.
El cathelicidin-AM es un compuesto antibiótico liberado
por el sistema inmunológico de este tipo de oso en estado salvaje, para
protegerlos de infecciones.
"Los antimicrobiales de códigos genéticos juegan un
importante rol en la inmunidad innata contra microorganismos nocivos",
señaló el investigador.
El duro camino de la conservación
La especie estuvo a punto de extinguirse y hoy existen
alrededor de 1.600 especímenes en estado salvaje.
No hay que preocuparse. Los animales no serán ratones de
laboratorio ni se les succionará la sangre para producir el antibiótico.
Los científicos lograron sintetizar artificialmente el
componente en el laboratorio, a través de la decodificación de los genes,
produciendo una molécula conocida como un péptido.
La idea es desarrollar la sustancia, como un nuevo
medicamento contra superbacterias o como antiséptico para limpiar superficies y
utensilios.
Pero la sangre del panda no lo ha dicho todo todavía. Los
investigadores creen que aún quedan compuestos por descubrir en el genoma del
panda.
Tras la destrucción de los bosques de bambú en China y el
sudeste asiático –hábitat natural de los pandas-, el número de estos animales
se ha reducido considerablemente.
Y a pesar de las grandes sumas invertidas en proyectos de
conservación, no les gusta aparearse o criar en cautiverio, y además las
hembras sólo entran en celo una vez al año.
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