Puerto Rico registra uno de los índices más altos del
mundo de homicidios con armas de fuego. Un dato estadístico que oculta a sus
turistas y que hasta muchos de sus habitantes olvida.
San Juan es una de las ciudades más peligrosas del mundo
por su alto nivel de criminalidad.
Uno de los factores que llevan a ello es el
narcotráfico y la violencia, sin duda. Pero otro es el elevado número de armas
que existen en Puerto Rico, motivado porque la Constitución de EE.UU. permite
la libre tenencia de armamento.
En Puerto Rico existe un millón de armas inscritas y las
armas de contrabando serían más del doble, en una isla que no supera los 4
millones de habitantes. "En Puerto Rico hay miedo como consecuencia del
problema de la criminalidad. La cantidad de asesinatos que se cometen en este
estado caribeño sobrepasó el año anterior la cifra de mil", dice el
sociólogo José Luis Méndez.
Y para combatir esa sensación, la gente acude a las armas
que como dicen los expertos se ha convertido en un círculo vicioso. "Uno
es la seguridad personal, otro es la parte deportiva. La gran mayoría de las
personas en Puerto Rico que tienen licencia de armas la tienen tanto por
seguridad, como por la parte deportiva", explica Víctor González, dueño
del Club de Tiro AAA.
Y con este argumento, su proliferación se extiende a
todos los segmentos sociales e incluso a toda edad. Los niños desde 7 años
pueden obtener, previos requisitos legales, su licencia para utilizar armas de
fuego.
"¿El problema es el niño o son las armas? El
problema es la persona que tiene dificultad en su carácter o en su forma de
actuar. Las armas no matan, son las personas", opina Francisco Umpierre,
psicólogo infantil, quien además considera que el peligro más grande cuando un
padre tiene un arma de fuego es no enseñarle a su hijo cómo manejarla
adecuadamente.
Un problema que debe enfrentarse en el interior de las
familias, pero también en toda la sociedad. El mayor reto no son las armas
debidamente inscritas, sino las de contrabando. La Policía realiza constantes
redadas y operativos de incautación de armamentos. Pero es urgente atacar el
problema de raíz, advierten las organizaciones.
Puerto Rico ha iniciado sus primeros pasos de un largo
camino para buscar reducir el gran número de armamento pero, sobre todo,
pretende combatir por otros medios su alta tasa de criminalidad para que esas
armas solo sean por deporte, y no por seguridad.
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