Las manos y piernas biónicas permiten a las personas
amputadas correr, dar patadas, coger objetos, cocinar, conducir, maquillarse y
camuflarse, casi, como si fueran sus propias extremidades. Pero, por
sofisticada que sea, todavía ninguna devuelve el tacto perdido. Ni la sensación
de una caricia ni el placer de caminar por la arena. El reto que se ha
planteado un equipo de neurobiólogos de la Universidad de Duke (Estados Unidos)
es devolver esa sensación, que las personas con miembros artificiales vuelvan a
tocar y a sentir.
De momento, lo han conseguido en ratas, con una
estrategia que requiere un implante cerebral y señales infrarrojas. El estudio
que ha dirigido Miguel Nicolelis se publica en la revista «Nature
Communications».
Los investigadores colocaron a un grupo de ratas un
implante en el cerebro conectado a un detector de infrarrojos. El dispositivo
se colocó en la zona del cerebro encargada de procesar la información
relacionada con el sentido del tacto para que interpretase la luz como una
sensación de contacto. Las ratas no son capaces de ver la luz infrarroja, pero
sí pudieron «tocarla» en el laboratorio.
En el experimento respondieron tanto al sentido de tacto
simulado por los sensores de luz infrarroja como al tacto real al tocarles los
bigotes. De alguna manera, las células del cerebro pueden procesar ambos tipos
de información: la creada por la luz y la real.
Plasticidad cerebral
Esta plasticidad del cerebro anima al grupo de Duke a pensar que se podría estimular una gama más amplia de células neuronales para que el cerebro se adapte a nuevas fuentes sensoriales.
El grupo de Miguel Nicolelis lleva años trabajando en
fórmulas que permitan a los tetrapléjicos controlar sus extremidades, tanto
reales como virtuales, con el control de la mente. Lo hacen integrando el
cerebro humano con las máquinas. Entre otros avances, este equipo de científicos
ha conseguido que personas sin movilidad en brazos y manos pudieran mover sus
prótesis solo con el pensamiento. O que monos, sin mover ninguna parte de su
cuerpo, pudieran servirse de la actividad eléctrica del cerebro para mover unas
manos virtuales, tocar objetos y reconocer sus texturas.
Un exoesqueleto para Brasil 2014
Su próximo objetivo es poner a punto un exoesqueleto de cuerpo entero que podría presentarse en la ceremonia inaugural de la Copa Mundial de Fútbol, en junio de 2014, en Brasil. Este exoesqueleto, en el que trabaja un equipo internacional de científicos, permitirá a personas inmovilizadas recuperar tanto las capacidades motoras como sensoriales. Nicolelis podría incorporar los sensores infrarrojos al exoesqueleto para que los pacientes que usen el traje reciban información sensorial de sus extremidades y sientan los objetos cuando los toquen.
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