Neil Harbisson percibía el mundo en blanco y negro hasta
los 20 años como consecuencia de una acromatopsia con la que nació. A esa edad,
gracias a una cámara implantada en su cerebro, todo cambió y por primera vez el
color entró en su vida.
La acromatopsia congénita es un raro trastorno
hereditario que afecta a la visión 1 persona de cada 33.000. La incidencia
varía en diferentes partes del mundo. Las personas que padecen acromatopsia (a
veces llamado acromatopsia) no tienen un correcto funcionamiento del "cono
de visión".
Un tercer ojo electrónico le ayuda a hacer frente a su
situación traduciendo cualquier color en notas musicales que escucha por vía
ósea. Por ello, su vestimenta, llamativa por su variedad cromática, la escoge
cuidadosamente en función del sonido que le transmite.
La fusión entre cuerpo y electrónica le ha llevado a
convertirse en el primer cyborg del mundo, y ahora, tras una larga lucha, ha
conseguido que legalmente en su pasaporte se le reconozca como lo que es, un
hombre cibernético.
Para él, su caso es solo el primer paso del futuro, un
futuro en que los humanos y las máquinas sean solo uno, y que a él, le ha
permitido además dar unas notas de color a su vida.
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