lunes, 15 de abril de 2013

NUEVAS PRUEBAS EN LA TIERRA, Y DENTRO DE ELLA, CONFIRMAN EL CAMBIO CLIMÁTICO


Dos proyectos de investigación que difundieron información a principios de marzo ofrecen nueva evidencia de que la temperatura de la Tierra es superior a lo que solía ser. Un grupo utilizó datos satelitales para hacer un seguimiento de la proliferación de vegetación en latitudes más altas, donde, debido a las bajas temperaturas, dicho crecimiento nunca había ocurrido. Otro grupo examinó muestras de hielo y sedimentos recolectados en distintos lugares del mundo para calcular un historial ininterrumpido de temperaturas en los últimos 11.300 años.


Al examinar datos satelitales recabados entre 1982 y 2011, un estudio financiado por la NASA descubrió que la vegetación terrestre que crece a 45 grados de latitud norte en el Océano Ártico se asemeja más a la que se encontraba a unos 4 a 6 grados más al sur hace 30 años.

“Es como si Winnipeg (Manitoba) se trasladase a Mineápolis-Saint Paul en tan solo 30 años”, dijo Compton Tucker del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt (Maryland), coautor de los resultados publicados el 10 de marzo en la revista académica Nature Climate Change.

Las tendencias de calentamiento han ampliado la estación de crecimiento y, como consecuencia, grandes zonas de “vegetación productiva” abarcan un tercio del paisaje de la región norte, según informa un comunicado de prensa de la NASA.

“Las latitudes ubicadas más al norte se están calentando, el hielo marino del Ártico y la duración de la capa de nieve están disminuyendo, la estación de crecimiento es cada vez más larga y las plantas crecen más”, dijo Ranga Myneni del Departamento de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Boston.

En más de nueve millones de kilómetros cuadrados —un área que equivale aproximadamente al territorio que abarca Estados Unidos— la vida vegetal que cubre el paisaje por encima del paralelo 45 se asemeja al paisaje que existía en 1982 entre 400 y 700 kilómetros al sur.

Lo que Myneni denomina “efecto invernadero amplificado” está generando ecosistemas que producen una vegetación que no se parece en nada a la del pasado. Las mayores concentraciones de gases de efecto invernadero atrapan el calor de la Tierra e impiden que se libere al espacio, lo que provoca el calentamiento de la superficie de la Tierra. El calentamiento en el suelo derrite el hielo polar y la capa de nieve que, a su vez, crea océanos y paisajes más oscuros, multiplicando aún más el efecto de calentamiento.

Si en el futuro se producen cambios similares a los que se han producido en los últimos 30 años, el resultado podría ser ecosistemas de latitudes templadas a mayor altitud. Pero esto no es inevitable. Los incendios forestales, las plagas o las sequías de verano pueden intervenir para impedir el crecimiento de la vegetación.

LO QUE MUESTRAN LAS PERFORACIONES EN EL HIELO

Un proyecto de investigación conjunta que implicó investigar muestras de hielo y sedimentos provenientes de 73 lugares del mundo permitió a los científicos calcular temperaturas que se remontan más de once milenios. Los científicos de la Universidad Estatal de Oregón y de la Universidad de Harvard han descubierto que el planeta del siglo XXI es más cálido de lo que ha sido durante entre el 70 a 80 por ciento de los últimos 11.300 años.

“Esta investigación demuestra que hemos experimentado casi el mismo intervalo de cambio en las temperaturas desde el comienzo de la Revolución Industrial que en los 11.000 años anteriores de la historia de la Tierra, pero este cambio ocurrió mucho más rápidamente”, dijo Candace Major, directora de programas de la Fundación Nacional para la Ciencia, la fuente de financiamiento para el estudio.

La historia que revelan las perforaciones en el hielo y los sedimentos indica que, en los últimos 5.000 años, la Tierra se enfrió en promedio unos 7 grados centígrados hasta los últimos 100 años cuando, según la evidencia, el planeta se calentó la misma cantidad.

Otros investigadores han elaborado pronósticos climáticos que proyectan que las temperaturas más altas podrían provocar un aumento de entre 1 y 6 grados para finales de este siglo, debido principalmente a las mayores emisiones de carbono.

“Lo más preocupante es que el calentamiento será significativamente superior que en cualquier momento de los últimos 11.300 años”, indicó Peter Clark, un paleontoclimatólogo y coautor de esta investigación.

Los investigadores utilizaron fósiles de las perforaciones de sedimentos oceánicos y archivos terrestres para reconstruir este historial de temperaturas de once milenios. Las características químicas y físicas de los fósiles proporcionan suficiente información a los investigadores como para calcular las temperaturas correspondientes durante sus vidas.

La lentitud del cambio de temperatura en los primeros once milenios comparado con el rápido cambio en los últimos 100 años lleva a los investigadores a la conclusión de que las emisiones de carbono que ingresan en la atmósfera como consecuencia de las actividades humanas causaron la tendencia hacia el calentamiento.

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