Según estimaciones del
Instituto Geográfico Nacional (IGN), que sigue con atención el proceso más
reciente, en el que se registró el viernes el mayor sismo de 5.1
grados en la escala de Richter, que fue percibido también en
las vecinas La Palma, La Gomera y Tenerife.
Tras ese terremoto, que
provocó el cierre de dos carreteras secundarias, se ha registrado un total de
doce movimientos sísmicos, aunque ninguno de ellos ha sido sentido por la
población. Según los datos del IGN, los movimientos se han producido en el mar,
al oeste de La Frontera y han oscilado entre los 1.6 y los 3.7 grados de
magnitud y a una profundidad que variaba entre los 8 y los 20 kilómetros.
Carmen López, responsable de
vigilancia volcánica del IGN, entiende que todos estos fenómenos aparecen
enmarcados dentro de un largo «proceso geodinámico magmático» que ocurre en la
isla desde 2011, con los cuatro meses de erupción submarina más las
reactivaciones posteriores.
Sobre el sismo del
viernes pasado no consta de momento evidencia de un nuevo proceso intrusivo,
por lo que la hipótesis que se maneja es la de un «reequilibramiento» de todo
«el esfuerzo y toda la deformación producidos» desde 2011.
«Puede ser una consecuencia de
toda la deformación de más de dos años» en el entorno de la isla de El Hierro,
apuntó Carmen López, que entiende que sismos como el del viernes
quizá sirvan «para disminuir el estrés, el esfuerzo» producido. Ante la falta
de evidencias de intrusión, se baraja la posibilidad de fallas, de fracturas.
Así, debe tenerse en cuenta
que en estos dos años y medio la isla ha sumado casi 20 centímetros de altura,
con crecimientos en cada reactivación, de manera tal que el edificio volcánico
surgido a partir de 2011 puede entenderse que «busca su lugar».
La investigadora del IGN se
mostró, sin embargo, muy cautelosa: «Son interpretaciones, según los datos que
se tienen a disposición en estos momentos».
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