Se estima que un millón de niños de la región del Sahel, en
el centro y oeste de África, está en riesgo de sufrir desnutrición grave en
2012 si la comunidad internacional no adopta medidas.
Ocho países de la región del Sahel sufren esta crisis que afecta a los niños. La falta de lluvia y las malas cosechas provocarán en algunos países un adelanto del "período de escasez"-cuando se agotan los alimentos de la última cosecha-, que podría comenzar en marzo en vez de hacerlo en junio, como es habitual.
Ocho países de la región del Sahel sufren esta crisis que afecta a los niños. La falta de lluvia y las malas cosechas provocarán en algunos países un adelanto del "período de escasez"-cuando se agotan los alimentos de la última cosecha-, que podría comenzar en marzo en vez de hacerlo en junio, como es habitual.
Las alarmas
empezaron a sonar el año pasado cuando la falta de lluvias provocó una sequía severa en muchas zonas del Sahel,
una región que se extiende a lo largo de ocho países en África occidental. El país más afectado es Níger, donde casi
331.000 niños menores de 5 años sufren ya desnutrición aguda severa.
UNICEF trabaja con distintos aliados en cada uno de los países afectados para poner en marcha las respuestas necesarias. Estas incluyen desde el transporte de alimento terapéutico hasta la contratación de personal extra, pasando por asegurar el suministro de agua limpia de manera que los niños, ya debilitados por la desnutrición, no mueran de malaria o cólera.
Cualquier reducción en la cantidad y calidad nutricional de los alimentos de los que dispone una familia tiene una repercusión directa en los niños, especialmente en los más pequeños. Un número significativo de niños de la región del Sahel ya sufre desnutrición, convirtiéndoles en los más vulnerables. Ya estamos detectando niveles de desnutrición grave por encima del umbral de emergencia.
Los alimentos terapéuticos listos para usar son la mejor manera de tratar la desnutrición aguda severa en niños menores de cinco años, y conseguir así que puedan sobrevivir y recuperarse. El mayor desafío al que nos enfrentamos ahora es intentar conseguir cantidades suficientes de estos alimentos vitales para los niños ya que sus necesidades irán aumentando en los próximos meses.
Para prevenir una emergencia a gran escala en el Sahel, UNICEF y sus aliados deben comenzar a distribuir de inmediato en la región suministros vitales, antes de que sea demasiado tarde.
En 2010, el compromiso de los donantes, la generosidad de la población y la denodada labor de los trabajadores humanitarios evitó una tragedia mayor en el Sahel. Los niños del Sahel que se encuentran hoy por hoy en riesgo no son meras estadísticas por las cuales podemos medir la magnitud de un potencial desastre humanitario. Son niñas y niños, y cada uno tiene el derecho a sobrevivir, prosperar y contribuir a mejorar sus sociedades.
UNICEF trabaja con distintos aliados en cada uno de los países afectados para poner en marcha las respuestas necesarias. Estas incluyen desde el transporte de alimento terapéutico hasta la contratación de personal extra, pasando por asegurar el suministro de agua limpia de manera que los niños, ya debilitados por la desnutrición, no mueran de malaria o cólera.
Cualquier reducción en la cantidad y calidad nutricional de los alimentos de los que dispone una familia tiene una repercusión directa en los niños, especialmente en los más pequeños. Un número significativo de niños de la región del Sahel ya sufre desnutrición, convirtiéndoles en los más vulnerables. Ya estamos detectando niveles de desnutrición grave por encima del umbral de emergencia.
Los alimentos terapéuticos listos para usar son la mejor manera de tratar la desnutrición aguda severa en niños menores de cinco años, y conseguir así que puedan sobrevivir y recuperarse. El mayor desafío al que nos enfrentamos ahora es intentar conseguir cantidades suficientes de estos alimentos vitales para los niños ya que sus necesidades irán aumentando en los próximos meses.
Para prevenir una emergencia a gran escala en el Sahel, UNICEF y sus aliados deben comenzar a distribuir de inmediato en la región suministros vitales, antes de que sea demasiado tarde.
En 2010, el compromiso de los donantes, la generosidad de la población y la denodada labor de los trabajadores humanitarios evitó una tragedia mayor en el Sahel. Los niños del Sahel que se encuentran hoy por hoy en riesgo no son meras estadísticas por las cuales podemos medir la magnitud de un potencial desastre humanitario. Son niñas y niños, y cada uno tiene el derecho a sobrevivir, prosperar y contribuir a mejorar sus sociedades.
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