lunes, 20 de agosto de 2012

MANERAS PARA CALMAR A TU HIJO EN UN DÍA DIFÍCIL


Los niños también pueden tener un mal día, pero por fortuna para ellos cuentan contigo para que con sencillas actividades se den cuenta, que tanto ellos como tú, con amor y cercanía, es posible encarar y superar los problemas.


Usualmente pensamos que la infancia es la edad más feliz de la vida, una etapa que se asocia a ideas como la alegría, la armonía, el bienestar, el cuidado y la preocupación continua en torno a un niño.

Y si bien esto tiene mucho de verdad, también es cierto que cuando niños hay momentos en que nuestras emociones nos sobrepasan y pueden generar lo que ya adultos conocemos como un “mal día”.

Sí: los niños también pueden tener malos días, tus hijos también pueden sentirse decaídos emocionalmente por algo que pasa en su vida y que no son capaces de comprender o manejar.

Para situaciones como esta, te presentamos 20 sencillas acciones que el sitio The Pennington Point recomienda para “resetear a tu hijo”, para hacerle ver que aunque no podemos evitar los problemas en la vida, lo mejor es encararlos con la mente tranquila y la mejor disposición de ánimo posible.

1. Respira profundo. Pero de veras profundo. Después pequeñas respiraciones: respira mientras tú y tu hijo llevan sus manos por encima de la cabeza, expiren lentamente mientras bajan los brazos lentamente. Algunas pocas repeticiones y después de vuelta a las actividades habituales.

2. Salten. Que tu hijo deje lo que esté haciendo y dé 20 saltos. Esto es especialmente bueno cuando parece tener energía de sobra y nada en qué ocuparla.

3. El juego de los colores. Con un día despejado o soleado puedes salir con tus hijos, llevando contigo papeles de colores que pegues en diversos lugares: un árbol, una banca, el parabrisas de un coche, etc. Una vez montado este escenario, sitúate en un punto más o menos central, desde donde puedas ver todos los colores y, cuando todos estén listos, grita alguno de estos. ¡Rojo!, por ejemplo, y que tu hijos (o hijos) salgan corriendo para traerte el papel. Puedes variar este juego combinando el nombre del niño con un color específico, para también hacer que todos participen y sea este un juego más que una competencia.

4. Juega en la cocina. Llena una tina con agua, otra con arroz, otra con frijoles o con popotes. Deja que tus hijos jueguen por periodos de 5 minutos con una de estas “estaciones de juego”, otros 5 minutos con otra y así sucesivamente. 20 minutos de esta actividad serán suficientes.

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