Todos hemos sentido el hormigueo de alguna de nuestras
extremidades. Tiene una fácil explicación si se produce de forma esporádica. Si
es crónico puede ser el aviso de algo más grave.
La parestesia se define como la sensación anormal de los
sentidos o de la sensibilidad general que se traduce por una sensación de
hormigueo, adormecimiento o acorchamiento, producido por una patología en
cualquier sector de las estructuras del sistema nervioso central o periférico.
El entumecimiento y hormigueo son sensaciones anormales
que se pueden producir en cualquier parte del cuerpo, pero son más usuales en
las manos, pies, brazos y piernas.
Este fenómeno puede recibir otros nombres, como: pérdida
de sensibilidad, pérdida de las sensaciones, sensación de hormigueo y
entumecimiento, adormecimiento o ardor, o pérdida de la sensibilidad
superficial y profunda.
Todos, en algún momento, hemos experimentado parestesias
transitorias, es decir, la sensación de hormigueo, por ejemplo, como cuando
permanecemos sentados mucho tiempo con las piernas cruzadas, o nos hemos
quedado dormidos con un brazo doblado debajo de la cabeza, e incluso cuando
estamos durante un tiempo prolongado sin mover los músculos de una mano. La
parestesia sucede cuando se ejerce presión sostenida sobre un nervio y la
sensación se desvanece rápidamente una vez que se alivia la presión.
Cuando estas arterias son comprimidas, los nervios quedan
parcialmente «hambrientos» de oxígeno y no reciben suficiente irrigación
sanguínea, lo cual provoca que dejen de emitir impulsos.
Las señales sensoriales lanzadas desde la piel no llegan
al cerebro. Por eso, la pierna se siente adormecida y las señales de impulsos
motores son incapaces de llegar a los músculos. Sentimos que la pierna no
responde.
Una vez la tensión es eliminada, la sangre empieza fluir
nuevamente y los diferentes nervios se recuperan a un ritmo distinto cada uno.
Se siente calor porque la temperatura de los nervios sensoriales se reactiva
poco antes de que los nervios motores permitan que movamos la pierna.
Finalmente, los nervios sensoriales en la piel empiezan a
«disparar» impulsos bruscos, lo cual provoca la sensación de que nos están
pinchando con agujas o de hormigueo.
Estamos hablando del «hormigueo» que se produce de forma
casual y esporádica, porque detrás de la parestesia puede haber el síntoma de
una enfermedad.
El entumecimiento y el hormigueo tienen muchas causas
posibles, entre las que se encuentran, por ejemplo, la fibromialgia.
Puede ser producida también tras un ataque de pánico o
debido a una lesión del nervio particular que alimenta la parte del cuerpo en
donde se experimenta dicha sensación. Si una persona tiene, por ejemplo, una
lesión en el cuello, puede experimentar la sensación en cualquier sitio a lo
largo del brazo o la mano
De modo similar, una lesión en la parte baja de la
espalda puede causar ciática y una sensación de entumecimiento u hormigueo en
la parte posterior inferior de la pierna.
Otra posible causa es la falta de irrigación sanguínea en
el área o la presión sobre los nervios espinales, como la que causa un disco
herniado.
El síndrome del túnel carpiano puede causar
entumecimiento u hormigueo en las muñecas, dedos, manos o antebrazos, y ciertas
enfermedades, incluyendo diabetes, hipotiroidismo, esclerosis múltiple,
esclerosis lateral amiotrófica, convulsiones o dolores de cabeza de tipo
migraña.
Los síndromes de «atropamiento» de nervios, como el
síndrome del túnel carpiano, pueden dañar los nervios periféricos y causar
parestesia acompañada de dolor. La historia clínica, el examen físico y los
exámenes de laboratorio son esenciales para el diagnóstico. Los médicos pueden
solicitar pruebas adicionales dependiendo de la causa sospechada de la
parestesia.
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