Una investigación, en la que ha participado el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto el origen del
que hasta ahora se considera el "evento estelar más brillante" que ha
podido ser contemplado en la historia desde la Tierra, la supernova SN1006, que
tuvo lugar en el año 1006 a unos 7.000 años luz de la Tierra, fruto de la
fusión de dos enanas blancas, según ha publicado la revista Nature en su
portada.
De esta forma, el CSIC señala que este evento estelar se
clasifica dentro de las supernovas de tipo Ia, que son aquellas generadas por
sistemas binarios en los que dos objetos astronómicos están ligados entre sí
por su fuerza gravitatoria. Asimismo, apunta que el estudio calcula que la luz
emitida por SN1006 fue equivalente a "una cuarta parte" de la del
brillo de la Luna, lo que respaldaría los registros históricos de astrólogos de
la época que indican que la explosión fue visible en distintas partes del mundo
durante "más de tres años" y que fue "aproximadamente" tres
veces más brillante que Venus.
Por otro lado, explica que "usualmente" estos
sistemas suelen estar formados por una enana blanca y una estrella normal que
le aporta la materia necesaria para alcanzar la "masa crítica" de 1,4
veces la del Sol y, una vez alcanzada, la enana blanca comienza la fusión de su
núcleo que origina una explosión termonuclear. No obstante, ha apuntado que
"también existe la posibilidad de que la supernova se origine a causa de
la fusión de dos enanas blancas conectadas entre sí".
Por su parte, la investigadora del Instituto de Física
Fundamental del CSIC Pilar Ruiz-Lapuente, que ha participado en este estudio,
ha manifestado que "la exploración en torno al lugar donde se produjo la
supernova SN1006 no ha detectado a ningún candidato a compañero de la enana
blanca original, lo que invita a pensar que probablemente se produjo mediante
la fusión de dos enanas blancas conectadas entre sí". Ante esto, el
investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias Jonay González, que ha
liderado el trabajo, ha argumentado que "existen tres tipos de estrellas
en la región donde tuvo lugar la explosión, las gigantes, subgigantes y enanas,
pero las observaciones sólo detectaron cuatro estrellas gigantes situadas a la
misma distancia que el remanente de la supernova".
Sin dejar pistas
Así, ha planteado que "las simulaciones numéricas no predicen a una compañera de estas características, las cualidades de una posible estrella compañera". En este sentido, Ruiz-Lapuente ha indicado que "tras la explosión de la supernova, la estrella compañera de la enana blanca se asemejaría más a una estrella de helio, pero ninguna de este tipo fue detectada en la región de estudio por lo que se desprende que el origen de SN1006 tuvo lugar en la colisión de dos enanas blancas, cuyo material fue expulsado sin dejar ningún testigo de la explosión".
Por último, la investigadora del CSIC ha apuntado que
"hasta la fecha se habían encontrado algunas supernovas extragalácticas
que no mostraban ninguna señal de la existencia de la estrella compañera".
Por ello, considera que estos "nuevos resultados, junto con otros
anteriores, suponen que la fusión de enanas blancas podría ser una vía usual
para dar lugar a estas violentas explosiones termonucleares". En el año
2004, Ruiz-Lapuente ya dirigió la investigación para descubrir el origen de la
supernova del año 1572, donde hallaron la estrella que acompañó a la enana
blanca que provoco este evento estelar.
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