Representantes de casi 200 países pertenecientes a la
Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo dependiente de la
ONU, se reunirán a partir del lunes en Dubai, en la conferencia WCIT, con la
idea de revisar el tratado de 1988 conocido como las Regulaciones
Internacionales de Telecomunicaciones. Aunque el acuerdo puede requerir
actualizaciones, documentos filtrados en las últimas semanas muestran que
algunos miembros de la UIT están interesados en ampliar las reglas para cubrir
también a Internet.
Esta situación ha provocado la preocupación de varios
críticos, que temen que a través de estas reglas se intentará justificar
medidas represivas contra los usuarios en la red, como filtrar o censurar
contenidos.
Por otro lado, quienes apoyan los cambios esperan que
ayuden a “internacionalizar internet”, al “mejorar el acceso online y la
conectividad para todos”, señaló el secretario general de la UIT, Hamadoun I.
Touré.
Por otro lado, algunos buscan también crear un contrapeso
a la Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), basada en
Estados Unidos y que actualmente gestiona la entrega de dominios y el
“backbone” de internet.
El secretismo de la UIT
Entre el 3 y el 14 de diciembre, la UIT actualizará sus
normativas, que regulan la manera en que las redes nacionales e internacionales
deben operar. Las normas no son obligatorias a menos que los países firmen el
acuerdo, y las naciones pueden aceptar el trato con reparos, así que la idea
general es crear un consenso amplio entre los países.
Uno de los principales problemas de la reunión, y quizás
la que provoca tantas suspicacias a quienes observan desde afuera, es que no se
conoce exactamente qué es lo que se debatirá.
Las discusiones son a puerta
cerrada, y sólo se entregan algunas pequeñas notificaciones oficiales.
El debate en internet hasta el momento se ha basado en
documentos filtrados por WCITLeaks, donde se han podido obtener algunas de las
propuestas de cambio enviadas por los países miembros. El secretismo de la UIT
no necesariamente significa que la organización quiera escondernos algo, sino
que más bien muestra una manera de operar algo anacrónica, y definitivamente
diferente a lo que la gente espera que sea un organismo encargado de regular
internet: abierto y transparente. La única manera de acceder a la información
es con una membrecía, que implica un pago de altas sumas de dinero (entre
USD$2.100 y USD$35.000 anuales).
Las propuestas
Algunas de las propuestas enviadas por los países buscan
apropiarse de algunas capacidades que actualmente tiene ICANN, como gestionar
el sistema de nombres de dominio. ICANN funciona bajo el alero del gobierno de
Estados Unidos, algo que no le parece bien a muchos países, situación que se ha
acentuado por la tendencia de esa nación a confiscar nombres de sitios a cada
rato en la guerra contra la piratería.
Otras propuestas incluyen la idea de cobrar un “impuesto
por internet”, idea propuesta por la Asociación de Operadores de Redes de Telecomunicaciones
de Europa (ETNO), que sugiere que las empresas que operan en internet deberían
negociar acuerdos con las operadoras por enviar tráfico a otros países y
utilizar su red. Similar a la idea de Telefónica de cobrarle a Google por usar
sus redes.
Si se aplicara algo como esto, empresas que hoy ofrecen
sus servicios gratuitos en todo el mundo, tendrían que pagar para llegar a
otros países. Eso a su vez provocaría que algunas empresas pequeñas sin dinero
se abstuvieran de ofrecer sus servicios en países menos relevantes para su
negocio. Por otro lado, iría en contra de todos los esfuerzos de neutralidad en
la red.
Gobiernos más amigos de la censura también han propuesto
que a los estados se les otorgue un derecho explícito a filtrar internet por
cualquier razón que les parezca, o a prohibir el anonimato en la red. Rusia en
tanto solicitó que a los estados se les de el derecho de implementar
regulaciones y control sobre el tráfico que circula por las redes que están
dentro del país.
No es que la filtración y censura de contenidos no exista
en la actualidad, pero al menos no está legitimada por un acuerdo. Hay más
propuestas, algunas más o menos exageradas y otras que simplemente no se
conocen, porque no se han filtrado.
Rechazo
La idea de que se instalen nuevas reglas internacionales
emitidas por la UIT incomoda a las empresas, que tendrían que regirse por
reglas adicionales. También grupos independientes no están convencidos de que
la UIT sea el mejor organismo para fijar las reglas debido a que depende de los
gobiernos, dándole voz y voto a regímenes que reprimen, sin tomar en cuenta a
otros usuarios.
Gran parte de la oposición ha sido encabezada por Google.
“Esta agencia inter-gubernamental es el lugar equivocado para tomar decisiones
sobre el futuro de internet. Sólo los gobiernos tienen un voto en la UIT. Esto
incluye a gobiernos que no apoyan una internet abierta y libre. Ingenieros,
empresas y la gente que usa la web no tiene voto”, escribió el vicepresidente
de Google, Vinton Cerf. La compañía abrió una recolección online de firmas para
“apoyar a la internet libre y abierta”.
También el Parlamento Europeo firmó un acuerdo en contra
de la idea de que la UIT regule internet, y organizaciones como la Electronic
Frontier Foundation llamaron a la agencia a centrarse en asuntos técnicos.
Aunque las discusiones que parten el lunes no serán
públicas, sí habrá algunas sesiones que serán transmitidas vía streaming, y la
WCIT estará informando a través de su web sobre sucesos que ocurran durante el
evento. Como sea, el debate sobre quién debe regular internet o si es necesario
regular internet, probablemente se extenderá más allá de lo que suceda en
Dubai, y está bien que se llegue a una determinación al respecto.
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