El Pentágono está intensificando los esfuerzos para crear un arma
cibernética de nueva generación capaz de interferir en el
funcionamiento de las redes militares del enemigo incluso cuando estas
no están conectadas a Internet, según fuentes del Ministerio de Defensa
de EE. UU.
Así, entre otras tecnologías,
los informáticos militares estadounidenses están estudiando la
posibilidad de usar las señales de radio para insertar a distancia unos
códigos digitales nocivos en las redes del enemigo con el fin de
desactivarlas.
La posibilidad de un conflicto armado entre EE. UU. e Irán y Siria,
por ejemplo, ha puesto de relieve la importancia del uso potencial de
un ciberarma contra objetivos como los sistemas de defensa antiaérea de
estos países de Oriente Medio, que no dependen de la Red global.
Varios expertos estadounidenses señalan que el Pentágono estaba
analizando la posibilidad de aplicar este tipo de arma contra el sistema
antiaéreo de Libia antes de que se iniciara la operación militar de la
coalición internacional. Pero esta opción se descartó por falta de una
herramienta que fuera eficiente.
Los especialistas informáticos militares señalaron entonces que se
necesitaría al menos un año para descubrir los puntos débiles del
sistema libio.
Asimismo los informáticos norteamericanos apuntan que es difícil crear
un arma universal, ya que cada sistema antiaéreo tiene su propio software.
El Ministerio de Defensa estadounidense gasta miles de millones de
dólares al año en el desarrollo de tecnologías cibernéticas, tanto
ofensivas, como defensivas. Así, el presupuesto militar de este año
destinado a estos fines asciende a 3.400 millones de dólares. Pero, al
parecer, esta 'superciberarma' tan deseada por el Pentágono está todavía
lejos de convertirse en realidad.
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