La Estación Espacial Internacional ha estado volando a través de tormentas
geomagnéticas, dando así a los astronautas una vista de cerca de las
auroras boreales justo afuera de sus ventanas
Resplandores verdes y rojos que brillan hipnóticamente a través del
cielo nocturno... La aurora boreal es una maravilla digna de
contemplar. Los observadores del cielo más experimentados dicen que es
el espectáculo más grandioso que existe sobre la Tierra.
También podría ser el espectáculo más grandioso en la órbita
terrestre. Muy alto, por encima de nuestro planeta, los astronautas que
se encuentran a bordo de la Estación Espacial Internacional o EEI, por
su sigla en idioma español (International Space Station o ISS, por su
sigla en idioma inglés) han estado disfrutando desde sus ventanas una
vista de cerca de las auroras mientras la EEI vuela a través de
tormentas geomagnéticas.
"Nosotros podemos en verdad volar hacia el interior de las
auroras", dice Don Pettit, quien es uno de los testigos, y trabaja como
ingeniero de vuelo para la Expedición 30 de la EEI. "Es como ser
encogido y puesto en una señal de neón".
Las auroras son provocadas por la actividad solar. Ráfagas de
viento solar y eyecciones de masa coronal golpean el campo magnético de
la Tierra, sacudiendo de este modo la capa magnética que protege a
nuestro planeta. Esto causa una lluvia de partículas cargadas en los
polos, las cuales iluminan la parte de la atmósfera en donde pegan. La
física de este evento es parecida a lo que sucede dentro del tubo de una
televisión a color.
Las partículas que llegan son guiadas por el campo magnético de la
Tierra hacia un par de regiones con forma de rosquilla llamadas "óvalos
aurorales".
Hay uno alrededor del Polo Norte y otro alrededor del
Polo Sur. Algunas veces, cuando la actividad solar es alta, los óvalos
se expanden y la estación espacial orbita justo a través de ellos.
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