Su televisor, refrigerador o lavavajillas podrían rebasar su inocente
condición de electrodomésticos para convertirse en una herramienta
precisa de espionaje en manos de la CIA.
Esta medida, según la opinión de los expertos, podría representar un
paso más hacia un estado 'orwelliano' sin noción 'privacidad'.
Se trata de la iniciativa llamada 'Internet de las Cosas' que, mediante
la interacción de utensilios domésticos con distintas aplicaciones de
Internet, permitiría obtener información personal de forma muy precisa,
según destacó el director de la CIA, David Petraeus.
No en vano, la mayor empresa de microprocesadores del mundo, ARM, ya ha
presentado unos nuevos 'chips' que pueden ser implantados en casi
cualquier dispositivo eléctrico y conectarse a Internet a fin de ser
controlados de forma remota.
Toda esta información bien podría algún día ser almacenada y procesada
en el mayor 'Centro de Datos' del mundo, que se encuentra en el estado
de Utah, cuya inauguración está prevista para 2013.
El centro consta de un ordenador de alto rendimiento que, gracias a una
inversión de 2.000 millones de dólares realizada por la Agencia de
Seguridad Nacional, busca interceptar y almacenar hasta
20.000.000.000.000.000 contactos entre personas, información personal,
datos financieros y de seguridad nacional y extranjera.
¿Podrían ser utilizados estos datos para incriminar a ciudadanos sólo
por manifestar determinadas opiniones on line? Hay quien piensa que sí, a
tenor de casos recientes como el de un joven británico que debe
comparecer ante un tribunal por los supuestos insultos raciales que
formuló en Facebook cuando criticó la gran resonancia que despertó la
muerte de seis soldados norteamericanos en Afganistán en comparación con el escaso eco mediático que hallan los miles de civiles afganos asesinados en la campaña encabezada por la OTAN.
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