La
guerra climática ha empezado. Las nuevas armas electromagnéticas pueden
alterar los ecosistemas, arruinar regiones enteras o bloquear las
comunicaciones de un país. Pero en las reuniones sobre cambio climático
no se trata, y eso que los desastres “naturales” cada día son más
numerosos.
El
HAARP es la más poderosa de estas armas. ¿Quién es su dueño? Estados
Unidos lleva medio siglo usándolo. También Rusia y China lo tienen: con
el HAARP manipulan el clima y evitan ser manipulados por otros.
Su
origen se encuentra en los tiempos de la Guerra Fría, cuando el
Departamento de Defensa de EE.UU. desarrolla formas de guerra climática
que luego probará en Vietnam, bombardeando nubes para prolongar los
monzones y bloquear las rutas de suministro enemigo. Era el proyecto
Popeye.
En
1977 la ONU prohíbe la modificación climática con efectos
generalizados, duraderos o severos. A partir de entonces se convierte en
asunto encubierto.
Actualmente
EE.UU. desarrolla el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta
Frecuencia (HAARP). Militarmente, se trata de un arma de destrucción
masiva. Utiliza antenas de alta potencia para transmitir en alta
frecuencia grandes cantidades de energía a la ionosfera. Una de ellas
está en Alaska. Opera como un microondas gigante que puede crear
agujeros en esta capa de la atmósfera (que nos protege de radiaciones
letales) y desestabilizar los sistemas ecológicos mundiales:
inundaciones, huracanes, sequías, terremotos. Su capacidad ofensiva y
defensiva es evidente.
Oficialmente, el HAARP se presenta como un programa de investigación, pero documentos militares confirman que su principal objetivo es inducir modificaciones en la ionosfera a fin de alterar los modelos climáticos y desestabilizar las comunicaciones y el radar. Puede inutilizar aparatos de radio, equipos instalados sobre naves espaciales y cohetes, provocar accidentes en las redes eléctricas, dañar oleoductos y gasoductos, e incluso ocasionar daños cerebrales en la población.
Oficialmente, el HAARP se presenta como un programa de investigación, pero documentos militares confirman que su principal objetivo es inducir modificaciones en la ionosfera a fin de alterar los modelos climáticos y desestabilizar las comunicaciones y el radar. Puede inutilizar aparatos de radio, equipos instalados sobre naves espaciales y cohetes, provocar accidentes en las redes eléctricas, dañar oleoductos y gasoductos, e incluso ocasionar daños cerebrales en la población.
La pregunta es: ¿Se ha utilizado ya? Y ¿dónde?
En 2005 Estados Unidos sospecha que el Huracán Catrina (dado su extraño comportamiento y trayectoria) no ha sido “natural”, sino enviado por China utilizando esta tecnología. Así que se pone manos a la obra, y desde entonces no ha vuelto a sufrir otros huracanes. Curiosamente, todos alejaban su trayectoria del país. ¿Por qué?: se habían colocado nuevas bases de HAARP para evitarlos. También para crearlos en otras zonas. Tal vez por eso las costas de Cuba sufren uno cada tres o cuatro meses.
En 2005 Estados Unidos sospecha que el Huracán Catrina (dado su extraño comportamiento y trayectoria) no ha sido “natural”, sino enviado por China utilizando esta tecnología. Así que se pone manos a la obra, y desde entonces no ha vuelto a sufrir otros huracanes. Curiosamente, todos alejaban su trayectoria del país. ¿Por qué?: se habían colocado nuevas bases de HAARP para evitarlos. También para crearlos en otras zonas. Tal vez por eso las costas de Cuba sufren uno cada tres o cuatro meses.
Cuando
esto sucede, uno de los efectos visibles de esta tecnología es la
formación de una especie de aurora boreal en el cielo y unas nubes de
curiosa formación en latitudes y momentos que no corresponden a su
naturaleza. Este tipo de fenómenos se apreciaron en China antes del terremoto de 2008; en Perú antes del terremoto de 2007; en Haití 2010; en Chile 2010; en Japón 2011.
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