Cuando el calor del verano
es sofocante si miran a lo lejos en la carretera parece que el asfalto está
encharcado y se refleja el cielo. Es un fenómeno óptico que se produce en los
días especialmente calurosos de verano y se llama espejismo.
Para que se produzca un espejismo es necesario que el día esté despejado y que los rayos del Sol se refracten, o lo que es lo mismo, que desvíen su trayectoria al pasar por un medio, que en este caso es el aire.
La densidad del aire depende de la temperatura, así que para que se produzca el espejismo la temperatura del aire en un área relativamente pequeña debe variar de manera significativa.
Así, el rayo de luz pasa de un aire menos denso a uno más denso o viceversa, se produce la refracción y como consecuencia la distorsión de la proyección de los objetos, hacia arriba en unas ocasiones (provocando los llamados espejismos superiores) y hacia abajo en otras (produciendo espejismos inferiores).
El ejemplo de la carretera que hemos comentado es un espejismo inferior, se produce cuando la superficie de la carretera se calienta igual que los primeros metros de aire que están en contacto con ella.
Como consecuencia la luz se refracta hacia abajo y se proyecta la imagen del cielo sobre la superficie de la carretera, como si fuera un espejo.
El otro tipo de espejismo es el superior y se produce en días de mucho frío. Suele darse cuando el terreno está cubierto por nieve o hielo. Al enfriarse el aire aumenta su densidad y en esta ocasión la luz se refracta hacia arriba y los objetos se dibujan ante nuestros ojos a mayor altura que la real.
Por eso en esa situación las cordilleras suelen parecer más imponentes y altas.
Para que se produzca un espejismo es necesario que el día esté despejado y que los rayos del Sol se refracten, o lo que es lo mismo, que desvíen su trayectoria al pasar por un medio, que en este caso es el aire.
La densidad del aire depende de la temperatura, así que para que se produzca el espejismo la temperatura del aire en un área relativamente pequeña debe variar de manera significativa.
Así, el rayo de luz pasa de un aire menos denso a uno más denso o viceversa, se produce la refracción y como consecuencia la distorsión de la proyección de los objetos, hacia arriba en unas ocasiones (provocando los llamados espejismos superiores) y hacia abajo en otras (produciendo espejismos inferiores).
El ejemplo de la carretera que hemos comentado es un espejismo inferior, se produce cuando la superficie de la carretera se calienta igual que los primeros metros de aire que están en contacto con ella.
Como consecuencia la luz se refracta hacia abajo y se proyecta la imagen del cielo sobre la superficie de la carretera, como si fuera un espejo.
El otro tipo de espejismo es el superior y se produce en días de mucho frío. Suele darse cuando el terreno está cubierto por nieve o hielo. Al enfriarse el aire aumenta su densidad y en esta ocasión la luz se refracta hacia arriba y los objetos se dibujan ante nuestros ojos a mayor altura que la real.
Por eso en esa situación las cordilleras suelen parecer más imponentes y altas.
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