El Gobierno ha decidido utilizar el decreto 2.886 de 1979 para, a través de Contratos Especiales de Operación, abrir una licitación directa a empresas transnacionales y nacionales para la explotación de 100 mil toneladas de litio en 20 años.
La decisión impulsada por el
subsecretario Wagner (ex alto ejecutivo de la Isapre Banmédica) de licitar
yacimientos de litio bajo la forma de “Contratos Especiales de Operación”, vulnera
la Constitución, la legislación minera, que define este mineral como
estratégico, no concesionable y busca premeditadamente eludir el debate
parlamentario para entregar, por vía directa, la explotación del litio
integralmente a privados.
El litio es un mineral del
futuro, algunos lo llaman el “petróleo blanco”. Chile posee las mayores
reservas mundiales y con bajos costos de explotación, ya que se encuentra a más
baja profundidad, en los salares. Este es además un recurso estratégico, porque
está ligado a la energía y la producción de tritio, uno de los componentes de
la fusión nuclear.
Por ello y por el combate que en
el mundo se da contra el dióxido de carbono y el exceso de utilización de los
combustibles fósiles, la demanda mundial de litio aumenta entre un 7 y un 8%
anual y su precio internacional ha pasado de mil 700 dólares la tonelada a 6
mil dólares en pocos años y este precio seguirá incrementándose acorde con la
mayor demanda en el mercado mundial.
El actual marco jurídico del
litio está dado por la Ley de Minería (año 79), por la Ley de Concesiones
Mineras (año 83) y la ley orgánica y reglamentos de la Ley de la Comisión
Chilena de Energía Nuclear. Toda nuestra legislación mantiene las reservas de
explotación de litio a favor del Estado y el litio no es susceptible de
concesión minera, salvo aquellas constituidas con antelación a la publicación
de la ley. En virtud de ello, CORFO tiene la concesión de las pertenencias
mineras en el Salar de Atacama, donde existen las mayores reservas de litio del
mundo, pero CORFO arrienda por un tiempo determinado y montos de explotación
preestablecidos, y a solo 40 metros de profundidad, a SCL y SQM —cuya
producción es hoy el 43% de la producción de litio a nivel mundial— pero, a la
vez, el contrato formulado es tan leonino para el Estado que impide que CORFO
arriende a otras empresas o explote directamente el resto de las pertenencias
no arrendadas en el Salar de Atacama.
Estamos solo al inicio de la
explotación de un mineral con un enorme impacto en el mercado y que puede dar
una grandiosa fuente de ingresos a la economía y al Estado chileno.
Bolivia ya ha emprendido la
industrialización del litio a través de la Corporación Estatal Minera,
adelantándose a lo que debiera hacer Chile con este mineral.
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