El Foro Económico Mundial ofrece sus reflexiones sobre el
futuro financiero del mundo.
¿Cómo será el sistema financiero
mundial en 2030? El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés)
ofreció este martes sus reflexiones acerca del tema, a pesar de la
inestabilidad del mercado internacional de divisas en las últimas semanas, algo
que podría excluir toda posibilidad de un pronóstico a largo plazo.
Para el WEF en el mundo hay tres
economías cuyas divisas pueden pretender asumir el papel de moneda de reserva
en 2030 (moneda de reserva es la que se usa en grandes cantidades por muchos
gobiernos como parte de sus reservas internacionales, a través de ella suelen
establecerse también los precios del petróleo o del oro en el mercado global):
Estados Unidos, la Unión Europea y China. El Foro admite que cada una de las
respectivas divisas está enfrentada a diferentes desafíos.
La zona euro está plagada de una
estructura gobernante débil, los mercados de deuda soberana fragmentados (lo
que reduce mucho su liquidez) y unas perspectivas inseguras de desarrollo. Los
EE. UU. se ven obligados a hacer frente a una oscura posición fiscal, un
déficit persistentemente amplio del comercio y del presupuesto estatal, y un
sistema político que está en riesgo de caer en
el proteccionismo. China, por su parte, deberá resolver la debilidad sistémica
de su estructura financiera y tratar limitaciones derivadas de su sistema de
control del capital y el crecimiento económico basado en las exportaciones y no
en el consumo interno.
Los autores del documento
titulado ‘Inseguridades del euro, dólar y yuan’ subrayan que los futuros
patrones globales del comercio y el movimiento del capital dependerán de la
política aplicada dentro de cada una de estas zonas monetarias. Ofrecen tres
posibles escenarios.
Escenario número 1.
Reversión al regionalismo
Los desafíos fiscales
en la zona del euro y EE. UU. se olvidan y los legisladores
se centran en los problemas puramente internos e ‘individuales’. Seguirán
desarrollándose vínculos solo con economías regionales.
En este caso, resultarán
severamente limitadas las migraciones de países en desarrollo, lo que
obstaculizará contratar a
especialistas extranjeros por más profesionales que sean. Se aumentarán los
impuestos para las importaciones, con lo cual crecerán mucho los precios de los
bienes extranjeros de equipamiento. Todo eso, con el fin de dar un impulso a
los productores locales.
Con este escenario, el comercio y
los flujos financieros a nivel global disminuirán, ya que las crecientes
barreras para los capitales extranjeros encarecerán mucho las inversiones.
Según el WEF, los chinos serán los únicos que podrán aprovecharse bien de la
situación: la reducción de la demanda para las exportaciones reformará el
modelo de crecimiento económico del país y lo redirigirá hacia el consumidor
local.
Escenario número 2.
Nuevo equilibrio
El estupor político y el
crecimiento estancado en Europa desembocan en una desintegración gradual de la
unión monetaria europea. Al mismo tiempo, EE. UU. y China implementan reformas
estructurales.
En este caso, los autores del
documento predicen un auge en la cooperación económica mutua entre los dos
países y la formación definitiva de un campo financiero mundial bipolar, G-2.
Con todo eso, el consumo tradicionalmente alto en EE. UU. seguirá creciendo,
mientras que la reformada economía china, por su parte, también tomará rumbo
hacia el consumidor local.
Como consecuencias globales de
este escenario, el WEF ve presión acelerada sobre la sostenibilidad de los
recursos naturales, y, respectivamente, el aumento de precios de las materias
primas.
Escenario número 3.
Reconciliación del mundo de dos velocidades
Este escenario ofrece un
pronóstico contrario a la versión anterior. Europa consigue reformar
exitosamente su sistema de gestión económica y sale a la luz como una unión
fiscal, encabezada por un Ministerio común de Finanzas. Mientras tanto, la
situación en EE. UU. no es sostenible: el Congreso no puede
llegar a un acuerdo acerca de las reformas necesarias, la inflación crece y el
dólar pierde su papel decisivo en la economía mundial. Las inversiones
anteriormente destinadas a EE. UU. se redirigen a la UE.
Al mismo tiempo, crece una orden
monetaria alternativa, con el yuan como núcleo, debido al crecimiento fuerte de
China y su presión por el uso de su moneda en los mercados emergentes, los de
los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China
y Sudáfrica), en primer lugar. Lo que preocupa más a los autores del documento
en este caso son las perspectivas de las relaciones entre las dos divisas: el
euro y el yuan.
Los analistas del WEF advierten
que la realidad podría ser mucho más complicada que las tres versiones del
futuro sistema monetario mundial que ofrecen en su informe, pero insisten en
que el documento ayuda a entender mejor las tendencias financieras actuales.
También se abstienen de comentar cuál de los escenarios les parece más viable.
La única conclusión que se puede hacer a primera vista es que para el Foro el
único modo de hacer sobrevivir a la zona euro es privar a las economías de la
región de su soberanía financiera y unirlas en el marco de un Ministerio común
de Finanzas, fortaleciendo el poder centralizado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario