Conocido como “síndrome del cabeceo”, este extraño mal
afecta principalmente a menores de entre cinco y 15 años, deteniendo su
crecimiento y destruyendo sus habilidades cognitivas.
El presidente ugandés, Yoweri
Museveni, anunció el deceso de otra persona a consecuencia de una nueva
epidemia de ébola en el país africano, con lo cual suman 15 los fallecidos en
las últimas tres semanas.
Joyce Labol murió ahogada hace
unos tres años cuando se inclinó para recoger agua de un estanque y le vino un
repentino espasmo. La adolescente es una de 300 ugandeses que han muerto como
resultado de una enfermedad misteriosa que está afectando a cada vez más niños
en el norte del país y en algunas zonas de Sudán del Sur.
A la enfermedad la llaman el
síndrome del cabeceo, porque aquellos que lo tienen asienten con la cabeza y
algunas veces hacen movimientos parecidos a un ataque epiléptico. La enfermedad
detiene el crecimiento de los niños, destruye sus habilidades cognitivas y los
vuelve incapaces de realizar pequeñas tareas, algunos incluso no reconocen a
sus propios padres.
Las autoridades ugandesas
calculan que unos 3.000 niños en el país sufren de este mal. Algunos cuidadores
incluso atan a árboles a los niños que sufren de este síndrome para no tener
que cuidarlos cada minuto del día.
Uganda realiza ahora una
conferencia internacional de cuatro días sobre el síndrome del cabeceo que las
autoridades de salud creen que ayudará a entender mejor a la misteriosa
enfermedad. A la conferencia asistirán unos 120 científicos de diversas partes
del mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
Los científicos trabajan para
encontrar la causa de la enfermedad, que está poniendo a prueba a una comunidad
que busca respuestas sobre por qué ataca principalmente a niños de entre cinco
y 15 años de edad, por qué sólo en algunas comunidades y si es contagiosa.
Los Centros para el Control y la
Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) a
petición del gobierno ugandés, investiga el síndrome desde 2009.
Los científicos se están
enfocando en la relación entre el síndrome y el parásito que causa la ceguera,
dijo Scott Dowell, director de la división Global de Detección de Enfermedades
y Respuesta de Emergencia del CDC. Sin embargo, reconoce que "en muchas
partes del mundo hay oncocercosis -el parásito de río que causa cegera- pero no
tenemos evidencia del síndrome del cabeceo".
Quienes habitan en los confines
de Uganda creen que la enfermedad tiene su raíz en la violencia. Dicen que es
la única razón por la que el síndrome prevalece en los lugares más afectados
por el legado de una guerra brutal emprendida por Joseph Kony, el líder del
Ejército de Resistencia del Señor que recluta a niños y niñas que entrena para
matar o volverlos esclavos sexuales.
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