Cuenta la mitología griega que el
gigante Orión, hijo de Poseidón, dios de los Mares y de Gea, diosa de la
Tierra, era tan grande que podía caminar por los océanos sin que las aguas le
cubrieran la cabeza. Su figura en el cielo es fácilmente localizable en los dos
hemisferios y por eso se ha convertido en una de las constelaciones más
conocidas por los aficionados a la astronomía.
En Orión se encuentran las imponentes Betelgeuse, una
supergigante roja, Rigel que en realidad es un sistema triple de estrellas o
Bellatrix, una gigante azul que se encuentra tan sólo a unos 240 años luz de
nuestro sistema solar. En mitad de la constelación son fácilmente distinguibles
tres estrellas casi alineadas que conforman el cinturón del cazador Orión. Son
Mintaka, Alnitak y Alnilam, una tripla estelar a la que popularmente se conoce
como los tres reyes magos o las tres marías.
Orión ofrece muchas recompensas para el buen observador,
bien sea con telescopio o a simple vista, ya que posee algunas de las nebulosas
más fascinantes de nuestro firmamento. Entre ellas se encuentran la nebulosa
Cabeza de Caballo, la nebulosa de la Flama y por supuesto, la célebre Nebulosa
de Orión.
Con el nombre científico NGC 1976, o M42 en el catálogo
Messier, la nebulosa de Orión es una de las nebulosas más brillantes que
existen y se puede observar claramente en las noches de invierno.
Es una verdadera guardería de estrellas, una inmensa nube
de polvo y gases situada a unos 1500 años luz de la Tierra y para los
astrónomos representa una interesantísima oportunidad de ver cómo nacen las
estrellas.
Ahora, y gracias al Telescopio Espacial Hubble y el
telescopio del Observatorio Europeo Austral de La Silla contamos con la imagen
más nítida jamás tomada de esta nebulosa. Una fotografía compuesta de nada más
y nada menos que mil millones de píxeles que nos muestran un impresionante
conjunto de aproximadamente 3.000 estrellas jóvenes.
La vista es simplemente espectacular.
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