Aunque se levanten a las 6 de la
mañana, se las ingenian para hacerse esperar. En el otro extremo están quienes
llegan con mucha antelación. ¿Qué revelan estos comportamientos opuestos? ¿Es
puntual?
Nada más irritante que tener que encontrarse con un amigo
sabiendo de antemano que nos dejará esperando. Lo peor es que conocemos todas y
cada una de las excusas que nos dará. "Me quedé dormido", "El
autobús se retrasó" o "Mi jefe me pidió que me quedara a terminar un
trabajo", son parte de la larga lista de justificaciones a las que
apelará.
Pero ¿qué puede estar expresando con su comportamiento
alguien que siempre se hace esperar?. Para Elsa Wolfberg, médica psiquiatra y
psicoanalista, una persona puede ser impuntual por las siguientes causas:
· Baja autoestima: cree que lo que aportará no será
suficiente o de poca calidad y así acorta el encuentro.
· Haber sido relegado y tratado con destiempo en su
historia personal.
· Agendar más compromisos de los que realmente puede
cumplir.
· Tener una alta ambivalencia hacia la persona con la que
debe encontrarse o por la actividad que tiene que efectuar: se queda a mitad de
camino, ni va del todo, ni falta.
· Creerse sobredimensionado y pensar que hacerse esperar
lo vuelve aún más importante.
· Haber perdido la noción del tiempo: enfrascándose en
tareas apasionantes o por ser un adicto al trabajo.
· Padecer de rebeldías no encauzadas: se pelea con normas
y relojes para demostrar que está más allá de las pautas consensuadas.
· No encontrar canales de expresión: llegar tarde al
trabajo implica que no se tiene motivación pero tampoco se encuentra el modo de
plantear el desacuerdo.
En ciertos casos, ser un impuntual crónico puede
ocasionar sufrimiento no sólo a la persona que espera sino también a la que
padece ese trastorno, ya que en ciertos casos anhelan poder superarlo pero, por
razones neuróticas, no lo logran. "Sufren viendo que se les repite
endemoniadamente una conducta que quisieran resolver y no pueden",
manifestó Andrés Rascovsky, psiquiatra y presidente de la Asociación
Psicoanalítica Argentina (APA). "Pero existen quienes hacen padecer el
maltrato al otro y no toman conciencia de que eso es un síntoma. También están
las que, en secreto o no, gozan satisfechos cuando sienten que logran ser
esperados", explicó.
¿Causas fisiológicas?
En algunos casos podría haber una causa fisiológica,
porque las alteraciones del lóbulo frontal del cerebro -donde radica la función
de planificación de los actos- desorganizan las acciones y vuelven impuntual al
sujeto."Sale para una cita y por el camino se encuentra con alguien, que
lo invita a tomar un café, pasa por un cine y entra y puede llegar a la cita
como si nada hubiera pasado 6 horas después. Esto se ve, por ejemplo, en
consumidores crónicos de cocaína con lesión frontal producto de la misma, donde
el sujeto no es consciente de su inconducta", explicó Harry Campos
Cervera, médico y especialista en psiquiatría y psicoanalista.
La predominancia cerebral izquierda introduce el análisis
por categorías: arriba, abajo, derecha e izquierda y también la noción de la
temporalidad: el antes o el después. "Las personas con predominancia
derecha pueden ser más impuntuales debido a que no tienen la dictadura temporal
que la mayoría padecemos", expuso Campos Cervera.
Demasiado temprano
En el otro extremo de la impuntualidad, están las
personas que llegan con demasiada antelación a las citas y deben hacer tiempo
en la puerta antes de tocar el timbre. Se trata de personas muy ansiosas,
temerosas de no llegar a tiempo, o que tienen una preocupación que los acelera,
indicó el psicoanalista Enrique Novelli. "Bajo la justificación racional
de que no quieren hacer esperar-sufrir al otro, alivian su propio sufrimiento y
pueden poner a los demás en situaciones incómodas, como asistir a una comida a
casa de amigos, cuando todavía éstos se están preparando", explicó.
Pero, ¿existe algún método para dejar de llegar tarde?
Novelli sostuvo que desde el psicoanálisis se procura que el sujeto entienda
que ser impuntual puede ser considerado como un síntoma y, como tal, tiene un
sentido que debe ser encontrado con el psicoterapeuta. "Descubierto el
sentido desaparece el síntoma. Muchas veces no se trata de aplicar la voluntad
para mejorar, porque hay quienes realmente se esfuerzan por llegar a horario
pero...siempre hay un pero".
¿Descortesía o rasgo cultural?
Si bien llegar tarde está visto como una falta de respeto
y de responsabilidad, en muchos países la tardanza también puede ser una
costumbre o un rasgo cultural. "Es habitual que los brasileños lleguen
tarde y losmexicanos pueden hacerlo como algo normal hasta una hora después. En
Argentina se suele con llegar 15 minutos de retraso a una cena pero en Estados
Unidos eso sería inaceptable, se llega a la hora citada y hasta hay horario
preciso de finalización", explica Rascovsky.
Otra especialista consultada por Infobae América fue Lía
Ricón, médica, profesora titular del Departamento de salud mental y directora
de Carrera de médico especialista en psiquiatría, ambas en la Universidad de
Buenos Aires, quien se refirió a los profesionales de la salud, a quienes tildó
de "habitualmente impuntuales", sobre todo en el caso de los médicos
clínicos, los especialistas, los cirujanos y los odontólogos.
"Hacen un deslizamiento, desde poseer una técnica a
poseer a las personas que los consultan. Son dueños de un saber y de una
técnica, no de las personas, no de los cuerpos, no de las conductas, no de las
decisiones", puntualizó. "Suelo decir una frase molesta, que suena
peor por ser yo misma médica: Mi tiempo vale tanto como el suyo. En mi práctica
docente, siempre enseño a los médicos este respeto por el otro que se
manifiesta a través de la puntualidad. Quien está leyendo esta nota, ya sabe
que he tenido poco éxito", lamentó.
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