Son los más antiguos jamás atrapados en materiales de
este tipo.
Especialistas del Museo
estadounidense de Historia Natural en Nueva York (EE.UU.) han informado de un
histórico descubrimiento. Al examinar 70.000 gotas de ámbar halladas en el
nordeste de Italia encontraron tres insectos encapsulados de 230 millones de
años de edad.
Estos insectos son unos 100
millones de años más antiguos que los restos descubiertos hasta ahora de
criaturas atrapadas en resina fosilizada
de árbol. Aunque ha habido casos en los que los científicos hallaron criaturas
invertebradas más antiguas, fue en fósiles, mientras que los insectos atrapados
en el ámbar son
diferentes ya que no están comprimidos y están mejor preservados.
Los tres insectos descubiertos son una mosca, que es más pequeña que una mosca de la fruta, y dos ácaros que son tan diminutos que ni siquiera son advertidos a simple vista. El ámbar permite hacer una “comparación detallada con las especies vivientes", acentúa el director del estudio, David Grimaldi.
Sorprendentemente, a pesar de que durante estos 230 millones de años el mundo ha cambiado bastante (por ejemplo, dejó de ser un solo continente gigantesco), los ácaros antiguos y sus descendientes modernos no muestran muchas ‘divergencias’. Así, las dos especies tienen dos pares de patas. La única diferencia es que los ‘primogenitores’ tenían una boca algo distinta. Según los investigadores, su hallazgo puede contribuir a comprender mejor los procesos de evolución de la vida en la Tierra.
Los tres insectos descubiertos son una mosca, que es más pequeña que una mosca de la fruta, y dos ácaros que son tan diminutos que ni siquiera son advertidos a simple vista. El ámbar permite hacer una “comparación detallada con las especies vivientes", acentúa el director del estudio, David Grimaldi.
Sorprendentemente, a pesar de que durante estos 230 millones de años el mundo ha cambiado bastante (por ejemplo, dejó de ser un solo continente gigantesco), los ácaros antiguos y sus descendientes modernos no muestran muchas ‘divergencias’. Así, las dos especies tienen dos pares de patas. La única diferencia es que los ‘primogenitores’ tenían una boca algo distinta. Según los investigadores, su hallazgo puede contribuir a comprender mejor los procesos de evolución de la vida en la Tierra.
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