viernes, 10 de agosto de 2012

GRAN BRETAÑA RECLAMA LA TOTALIDAD ANTÁRTIDA CHILENA Y ARGENTINA



Base Marambio, Antártida, 22 febrero (Especial de NA, por Gabriel Profiti) - Rusia anunció la reapertura de sus bases en la Antártida, Gran Bretaña no oculta sus ambiciones allí y otras potencias comenzaron a destinar mayores recursos al continente blanco, que paulatinamente deja de ser un confín con pocos atractivos para volver a ser un importante imán geopolítico.

En medio de esa puja sorda pero sostenida, la Argentina busca no ceder terreno, mientras reivindica su condición de pionero en el acercamiento a un territorio que tiene enormes riquezas y un estatus especial en el sistema jurídico internacional.

El sexto continente está regido por el Tratado Antártico de 1959, en plena Guerra Fría, que congeló las disputas de soberanía, aunque reconoció la condición de reclamantes de tierras a siete países, entre los que se encuentra la Argentina. No obstante, Rusia y Estados Unidos en el mismo convenio se reservaron el derecho a reclamar espacios para su propiedad.

Ahora, en el Año Polar Internacional -que concluirá cuando se cumpla medio siglo de la firma del Tratado- parece que los países centrales vuelven a centrar su mirada hacia el Polo Sur, donde se esconden fabulosas reservas de recursos naturales, especialmente en materia energética, pesquera y genética.

Si bien por el momento sólo está permitida la exploración científica, el límite es muy delgado a la hora de excavar, tanto que los sondeos de yacimientos de hidrocarburos son un secreto a voces en el concierto internacional de naciones.

Con un barril de crudo cercano a los 100 dólares, el agotamiento de recursos no renovables, los hielos antárticos en franco retroceso por el cambio climático y el desarrollo tecnológico, la exploración del oro negro en la mayor reserva mundial de hielo ya dejó de ser un planteo quimérico.

Los recursos

La pesca es uno de las explotaciones comerciales permitidas en la Antártida, pese a que está restringida en zonas para permitir la conservación de especies.

"Hay países que tienen muy desarrollada la actividad, no es el caso de la Argentina que prioriza otras cuestiones" del continente, explicó el titular de la Dirección Nacional del Antártico de la Cancillería, Mariano Mémoli.

Otra actividad comercial habilitada es el turismo, como es el caso de Chile, que acondicionó sus bases para recibir a visitantes en clave de esparcimiento.

La Argentina en cambio posó su mirada en la tarea científica. Actualmente, cuenta con seis bases permanentes y siete transitorias; la principal es Marambio. Mémoli explicó que recientemente fue patentada una bacteria que se obtuvo en las inmediaciones de otra estación antártica nacional, Jubany.

"Hay 400 patentes en curso de todos los países. Argentina descubrió una bacteria y desarrollamos un genoma, por el cual tenemos la propiedad intelectual de esa bacteria. En estos momentos esta actividad está dejando ganancias muy grandes en el mundo", se entusiasmó Mémoli y explicó que la Antártida es una gran cantera para este tipo de desarrollos.

Ese parentesco con Malvinas

Aquí, además de frío, yergue un sentimiento patriótico, que toca fibras íntimas y está muy hermanado a la causa Malvinas. Por algo el país incorpora como propios ambos territorios al denominar Tierra del Fuego, la Antártida e Islas del Atlántico Sur a la provincia que conduce Fabiana Ríos.

A la Base Marambio, corazón de la presencia argentina en su región más austral, se llega con un avión Hércules C-130 a hélice que funcionó como abastecedor en vuelo de la flota que combatió contra los ingleses en 1982. Suele partir desde Río Gallegos, centro de operaciones del arma en aquella guerra.

Además, Gran Bretaña reclama los mismos territorios que la Argentina. En realidad, pretende todo el sector que quiere la Argentina y prácticamente todo el que juzga propio Chile, que en buena parte también se superponen entre sí.

Sin embargo, la Argentina y Chile desarrollaron una gran cooperación -se reconocen la soberanía en el sector cuyos reclamos no coinciden- y también se unieron contra las pretensiones británicas.

El año pasado, el diario The Guardian filtró que Gran Bretaña buscará ampliar lo que considera su plataforma marítima antártica hasta las 350 millas ante la Convención de los Derechos del Mar de la ONU.

En diciembre pasado se reunieron los cancilleres Jorge Taiana y Alejando Foxley (Chile) para planificar acciones conjuntas y la semana próxima posiblemente llegará al país el senador chileno Patricio Walker para reunirse con el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados, Ruperto Godoy con el mismo objetivo.

En ese marco, un grupo de legisladores acaba de hacer un acto en la base Marambio, al cumplirse 104 años de la puesta en marcha de la primera base argentina allí, junto con representantes del poder ejecutivo y el juez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni.

"Este es un nuevo acto de reafirmación de soberanía", sostuvo sin vueltas Alberto D Alotto, jefe de Gabinete de la Cancillería y representante de Taiana en el viaje a la Antártida.

La Argentina considera que tiene derechos adquiridos sobre la Antártida: el 22 de febrero de 1904 comenzó desde la Base Orcadas a desarrollar tareas en forma ininterrumpida y durante 40 años fue el único país en contar con una base permanente.

Presupuesto

Pero todos los actores vinculados en mayor o menor medida con la causa antártica coinciden en la necesidad de aumentar el presupuesto de 64 millones de pesos -58 millones para las Fuerzas Armadas que se ocupan de la logística de las operaciones y el resto al desarrollo científico- destinado por el país a esta parte de su territorio aún no reconocida internacionalmente.

Estados Unidos invierte 250 millones de dólares anuales y Alemania 60 millones de euros, aunque en ambos casos, los costos son más elevados por su lejanía del continente.

"Inglaterra renovó su base Halley, Estados Unidos su base Amundsen Scott, Alemania reacondicionó su base Neumayer y España y Bulgaria mejoraron las suyas, igual que Chile", completó el titular de la Dirección del Antártico.

Pese a que está prohibida la prospección y explotación de todos los recursos minerales, incluyendo los hidrocarburos, para Rusia no es ajeno este desarrollo y decidió plantar su bandera tricolor en un sector antártico. Además decidió reabrir dos estaciones que había cerrado en los ochenta. La carrera volvió a comenzar.

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