Las eyecciones de masa coronal desde el sol
(CME por sus siglas en inglés) son uno de los fenómenos más poderosos y
potencialmente devastadores de nuestro sistema solar.
En ellos, el sol lanza ingentes cantidades de material al
espacio, como ocurrió el pasado 31 de agosto, cuando una gigantesca bola de
fuego salió propulsada desde el astro a casi 1500 kilómetros por segundo.
Tal como explica la NASA, el material no
salió en dirección de la Tierra, por lo que sus efectos no pasaron de producir
algunas auroras el 3 de septiembre. Sin embargo, las dimensiones de la erupción
solar no dejan a nadie indiferente cuando se compara con el relativamente
pequeño tamaño de nuestro planeta, como refleja la fotografía.
Una demostración más de lo ínfimos que somos
en comparación con las fuerzas de la naturaleza ya que, de estar más próximos
al sol, nuestro planeta sería fácilmente calcinado por estas colosales
erupciones.
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