La jornada fue respaldada por varios partidos opositores.
Los argentinos salen a las calles
para expresar su desacuerdo con la política del gobierno de Cristina Fernández
de Kirchner. La manifestación, convocada a través de las redes sociales, fue
apoyada por algunos ciudadanos de ese país en el extranjero.
La jornada del 8N, convocada a
través de las redes sociales y respaldada por varios partidos opositores, se
realiza en la capital y en otras ciudades del país. Una manifestación
similar se realizó en septiembre pasado.
El ruido de las cacerolazos trae diferentes razones por las cuales los manifestantes están descontentos con la gestión de Cristina Fernández; entre ellas la inseguridad, la restricción para la compra de dólares y la próxima aplicación de la ley de medios audiovisuales.
El ruido de las cacerolazos trae diferentes razones por las cuales los manifestantes están descontentos con la gestión de Cristina Fernández; entre ellas la inseguridad, la restricción para la compra de dólares y la próxima aplicación de la ley de medios audiovisuales.
Durante la jornada, la mandataria se refirió indirectamente a estas manifestaciones afirmando que en Argentina se vive “una democracia total”. En ese sentido aseguró que de que tanto los políticos, como los líderes de la oposición pueden quejarse pero añadió que deberían canalizar esta protesta a través de las urnas.
Los sectores que no se plegaron a
la protesta también se manifiestan a través de las redes sociales, utilizando,
entre otros, el hashtag #ReportoFaltaDeCacerolaEn dando cuentas de barrios y
ciudades donde la gente decidió quedarse en sus respectivos hogares.
"La política del
Gobierno está dirigida a equilibrar las injusticias del pasado"
El sociólogo y director de la
Biblioteca Nacional, Horacio González, explicó que se trata de un “conflicto
complejo”, que tiene su origen en décadas pasadas cuando se produjo
“prácticamente la demolición del Estado en su capacidad de intervenir para
promover economías sociales”.
A juicio de González, esta
protesta surge como reacción de un sector de la sociedad a distintas políticas
impulsadas por el Gobierno argentino que “tienen como denominador común” el
rescate del Estado como “instancia pública de intervención para equilibrar toda
clase de injusticias que se arrastran desde el pasado”.
Algunos grupos de argentinos en otros países, como
España, Italia, Reino Unido y Francia, también se sumaron a la jornada del
8N.
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