Una de las tendencias quizás más notables de CES 2013 fue
la aparición de diversos electrodomésticos y herramientas “inteligentes” para
el hogar, que corren con software especial e incluso tienen aplicaciones. Pongo
inteligentes entre comillas porque aunque parece haber una idea detrás de
facilitarle la vida a las personas, muchas veces la inteligencia de la que se
dota a estos aparatos distrae más de lo que ayuda.
Mientras el mundo de los gadgets (smartphones, tablets,
PCs) y los automóviles han ido incorporando tecnologías para volverse más
prácticos y útiles para los usuarios – para que tengamos más información a la
mano, para que sea más fácil ajustar el asiento, o para que la radio esté en la
estación que me gusta a la hora que quiero -, el mundo de la domótica y el
hogar inteligente no ha avanzado demasiado.
Y es que el objetivo principal debiera ser hacernos la
vida más fácil, que las tareas tomen menos tiempo, y que sean más sencillas.
Sin embargo, muchas empresas parecen nublarse con las posibilidades y lo que
obtenemos es un chip NFC en prácticamente todo, u hornos que pueden reproducir
videos en YouTube.
¿Alguien se ha detenido a observar la “interfaz de
usuario” de una lavadora? Cuenta quizás con una rueda con 10 opciones
diferentes de lavado, luego una serie de botones para ajustar otras 15 opciones
más, y un montón de luces que indican tal vez otra serie de alternativas.
Tarde o temprano, quien se va a vivir solo tiene que
aprender cómo lavar ropa, y a operar esa cantidad de botones. Pero podría ser
más sencillo. La lavadora podría escanear las etiquetas de lavado de las
prendas y saber sola cómo lavar. Podría tener una interfaz que fuera más fácil
de entender.
La solución de LG – en la imagen de arriba – fue permitir
programar la lavadora desde una aplicación en el smartphone y traspasarle esas
instrucciones a la lavadora vía NFC. Para meter la ropa en la lavadora hay que
estar al lado de ella, por lo que programar el lavado desde el smartphone de
forma remota no tiene demasiado sentido. Tal vez lo más práctico sería que la
programación en la propia lavadora fuera más sencilla.
Por otro lado tenemos los refrigeradores. Por algún
tiempo la principal innovación fue ponerles un televisor en alguna parte.
Ahora, lo ideal sería que el refrigerador escaneara la comida que tiene
adentro, llevara un inventario por sí mismo y que me pudiera decir “hey, esto
se echará a perder pronto”, “si juntas esto con esto otro puedes cocinar esta
receta” o “se acabaron los huevos, anda a comprar”.
La solución que presentaron Samsung y LG en CES es
bastante más manual: Uno mismo debe hacer el inventario del refrigerador y
mantenerlo actualizado, y para eso se incluyeron aplicaciones (como Evernote en
el caso de Samsung) en una pantalla del aparato para que se pueda actualizar
desde allí o desde el smartphone. Pero uno podría llevar su propio inventario
en el teléfono por iniciativa propia y sería casi igual de práctico.
El horno con Android es parecido: Puede determinar el
tiempo de cocción de un alimento, pero primero debes decirle qué es y cuánto
pesa. ¿Quizás el horno del futuro podría pesar y determinar el tipo de alimento
por sí mismo?
¿Es realmente necesario poder tuitear desde el
refrigerador o leer las noticias en esa pantalla? Ver YouTube desde el horno o
revisar desde allí si es que va a llover mañana puede parecer absurdo e inútil
cuando se tienen opciones más fáciles y cómodas para hacer lo mismo, y más
parece que las empresas están integrando estas funciones en los
electrodomésticos simplemente “porque pueden”.
Aunque sea así, me parece valioso que se esté
experimentando en modernizar los electrodomésticos. Algunas funciones sí son
prácticas – como poder apagar el horno desde el smartphone -, mientras otras
están de más. Son los primeros intentos y puede que no sean totalmente
inteligentes ni prácticos, pero al menos existe la idea de que se puede hacer
“algo más” con el diseño y las funciones que entregan este tipo de aparatos.
Quizás en algún tiempo más den en el clavo.
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