Ahora resulta que las bacterias también se estresan. Y
como se estresan se vuelven resistentes a los antibióticos. En concreto, los
científicos han detectado que bacterias de E. coli cultivadas a altas
temperaturas se convierten en resistentes a la rifampicina.
Se trata de un descubrimiento de investigadores de Universidad
de California-Irvine (Estados Unidos) y la Facultad de Medicina de la
Universidad Paris VII Denis Diderot (Francia), que se publica en BMC
Evolutionary Biology.
Según el director del estudio, el doctor Olivier
Tenaillon, su trabajo "demuestra que la resistencia a antibióticos puede
ocurrir incluso en ausencia de antibióticos y que, dependiendo del tipo de
bacteria y las condiciones de crecimiento, en lugar de ser costosa de mantener
puede ser altamente beneficiosa".
Las mutaciones responsables de la resistencia a
rifampicina tenían efectos diferentes en otras cepas de E. coli. El experto
subraya que, dado que la rifampicina se utiliza para tratar infecciones
bacterianas graves como la tuberculosis, la lepra, la enfermedad del
legionario, y para la profilaxis en los casos de meningitis meningocócica,
"este desarrollo tiene implicaciones importantes para la salud
pública".
Estas bacterias proporcionan una fuerte evidencia de que
la evolución de la resistencia a los antibióticos se rige por dos propiedades
de los genes, pleiotropía y epistasis.
El doctor Arjan de Visser, de la Universidad de
Wageningen, en los Países Bajos, explica: "La pleiotropía describe cómo
las mutaciones de resistencia a antibióticos afectan a otras funciones,
mientras la epistasis describe la eficacia de combinar diferentes mutaciones en
su efecto sobre la resistencia, y por lo tanto determina qué vía mutacional se
preferirá por la evolución cuando se necesitan varias mutaciones para la
resistencia completa".
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