A finales de marzo, Cameron, de 57 años, tiene previsto embarcarse en un minisubmarino fabricado para la ocasión rumbo al lugar más profundo del océano, a casi 11 mil metros de profundidad, un viaje con fines científicos que hará solo y que prepara desde hace más de ocho años.
En caso de tocar fondo en las Marianas, la expedición de Cameron sería la segunda en conseguir la hazaña.
Hasta la fecha únicamente lo había logrado el batiscafo Trieste en 1960, pilotado por el teniente de marina de EU Don Walsh y el explorador suizo Jacques Piccard.
La nave, diseñada y construida por Cameron y su equipo de ingenieros en colaboración con National Geographic, alcanza una velocidad en el descenso de 213 metros por minuto.
El minisubmarino carece de aire acondicionado por lo que el cineasta pasará de sufrir elevadas temperaturas en superficie -según sus propias palabras, cuando se cierra la escotilla la nave es una "sauna"- a un ambiente gélido a medida que desciende y el agua se enfría.
Esos contratiempos no han sido un impedimento para la misión.
"Es muy emocionante, cada segundo ves algo bonito, o tienes algo que hacer o estás sacando fotografías o ves peces increíbles", explicó Cameron.
Se estima que hay más de 750 mil especies marinas que no han sido formalmente catalogas por la ciencia, tres veces más que las que se conocen.
El interés de James Cameron por los fondos marinos le llevó en el pasado a realizar películas como The Abyss (1989) en la que un grupo de científicos encontraban vida extraterrestre en las profundidades del océano, así como a buscar los restos del Titanic (Last Mysteries of The Titanic, 2005).
Para la secuela de Avatar, Cameron tiene previsto llevar la historia igualmente bajo la superficie del mar.
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