Aquel hecho que exime a Cuevana de ciertas responsabilidades es
ahora la vía por la que el sitio de películas y series gratis está siendo
asfixiado. Los contenidos cuya reproducción online se encarga de facilitar
–muchos de ellos protegidos por derechos de autor– nunca estuvieron guardados
en sus propias computadoras, sino en servidores de empresas de terceros especializadas en el alojamiento de archivos. Esto otorga a Cuevana el
argumento de que esos materiales están fuera de su control, más si fueron puestos
online por desconocidos.
Pero esa situación también tiene una contracara: el funcionamiento de Cuevana es totalmente dependiente de esos sitios de alojamiento de archivos . Esa flaqueza quedaba salvada porque muchas de las películas y series estaban duplicadas o triplicadas en varios sitios de almacenamiento a la vez, hasta ahora. Tras el cierre de Megaupload –depósito principal de contenidos indexados en Cuevana– por violaciones a derechos de autor, la presión sobre otros servicios similares no cesa: ahora es Wupload lo que le quita a Cuevana otra fuente de contenido.
El caso de Megaupload, en el que el 19 de enero hubo una bajada de persiana abrupta obligada por una orden judicial, disparó el temor entre muchos sitios similares, que comenzaron a tomar medidas para evitar un final similar. Algunos borraron archivos de sus servidores, otros inhabilitaron el acceso a usuarios de los Estados Unidos (país de origen de las acciones judiciales), otros suspendieron programas de recompensas para sus usuarios y otros, como Wupload ahora, decidieron que ya no se podrá compartir archivos a través de ellos: el material guardado en sus servidores sólo será accesible por el usuario que lo subió. FileServe tomó una decisión similar.
De los contenidos revisados anoche por este diario en Cuevana, todos figuraban como alojados en un único depósito online: BayFiles.
Las inevitables consecuencias de esta situación ya se están notando en las estadísticas de tráfico de Cuevana. Las que registra el sitio Alexa (especializado en estas mediciones) muestran un constante descenso del sitio desde finales de 2011.
Cuevana, además, enfrenta la persecución judicial de varios estudios cinematográficos de Hollywood por violación de derechos de autor. En ese marco, el fiscal general de la Cámara del Crimen porteña, Ricardo Sáenz dio por concluida una investigación preliminar sobre el sitio y sus responsables e impulsó el inicio de una causa judicial.
Como parte de la investigación preliminar, Sáenz recibió informes de peritos especializados sobre el funcionamiento del sitio, recopiló datos sobre el registro del dominio Cuevana.tv y sobre los servidores adonde Cuevana se aloja. Y con estos elementos llegó a la conclusión de que “ha quedado demostrada –sin perjuicio de que se profundice la cuestión– la presencia de un lucro para sus dueños o administradores”.
Pero esa situación también tiene una contracara: el funcionamiento de Cuevana es totalmente dependiente de esos sitios de alojamiento de archivos . Esa flaqueza quedaba salvada porque muchas de las películas y series estaban duplicadas o triplicadas en varios sitios de almacenamiento a la vez, hasta ahora. Tras el cierre de Megaupload –depósito principal de contenidos indexados en Cuevana– por violaciones a derechos de autor, la presión sobre otros servicios similares no cesa: ahora es Wupload lo que le quita a Cuevana otra fuente de contenido.
El caso de Megaupload, en el que el 19 de enero hubo una bajada de persiana abrupta obligada por una orden judicial, disparó el temor entre muchos sitios similares, que comenzaron a tomar medidas para evitar un final similar. Algunos borraron archivos de sus servidores, otros inhabilitaron el acceso a usuarios de los Estados Unidos (país de origen de las acciones judiciales), otros suspendieron programas de recompensas para sus usuarios y otros, como Wupload ahora, decidieron que ya no se podrá compartir archivos a través de ellos: el material guardado en sus servidores sólo será accesible por el usuario que lo subió. FileServe tomó una decisión similar.
De los contenidos revisados anoche por este diario en Cuevana, todos figuraban como alojados en un único depósito online: BayFiles.
Las inevitables consecuencias de esta situación ya se están notando en las estadísticas de tráfico de Cuevana. Las que registra el sitio Alexa (especializado en estas mediciones) muestran un constante descenso del sitio desde finales de 2011.
Cuevana, además, enfrenta la persecución judicial de varios estudios cinematográficos de Hollywood por violación de derechos de autor. En ese marco, el fiscal general de la Cámara del Crimen porteña, Ricardo Sáenz dio por concluida una investigación preliminar sobre el sitio y sus responsables e impulsó el inicio de una causa judicial.
Como parte de la investigación preliminar, Sáenz recibió informes de peritos especializados sobre el funcionamiento del sitio, recopiló datos sobre el registro del dominio Cuevana.tv y sobre los servidores adonde Cuevana se aloja. Y con estos elementos llegó a la conclusión de que “ha quedado demostrada –sin perjuicio de que se profundice la cuestión– la presencia de un lucro para sus dueños o administradores”.
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