El astro es capaz de provocar emisiones de radiación que
causarían daños irreversibles al planeta.
Pese a hipótesis anteriores que
lo negaban, en el Sol pueden producirse superexplosiones capaces de provocar
tormentas magnéticas y fuertes emisiones de radiación hasta ahora desconocidas
que podrían destruir la Tierra.
Esta es la conclusión de un grupo
de investigadores del Observatorio de la Universidad de Kyoto, en Japón,
dirigido por el profesor Kadzunari Shibata.
Hasta ahora se creía que el Sol solo era capaz de provocar erupciones convencionales, que frecuentemente van acompañadas de emisiones de radiación o de plasma, y son capaces de generar tormentas magnéticas. A veces pueden causar fallos en los sistemas de comunicación, 'noquear' satélites e incluso irradiar a los astronautas.
Hasta ahora se creía que el Sol solo era capaz de provocar erupciones convencionales, que frecuentemente van acompañadas de emisiones de radiación o de plasma, y son capaces de generar tormentas magnéticas. A veces pueden causar fallos en los sistemas de comunicación, 'noquear' satélites e incluso irradiar a los astronautas.
Nuestro
desconocido Sol
Los científicos pensaban que las
colosales superexplosiones, capaces de liberar hasta 10.000 veces más energía
que las erupciones solares hasta ahora conocidas, se producían sólo durante el
llamado efecto ‘Júpiter caliente’, es decir cuando alrededor de una
estrella está rotando un planeta de masa similar a la de Júpiter a una
distancia mucho más corta que la que hay entre Mercurio y el Sol.
Al tratar de comprobar o refutar
esta teoría, los científicos japoneses usaron el Telescopio Kepler de la NASA
para medir en la Vía Láctea el brillo de cerca de 83.000 estrellas similares al
Sol en tamaño y temperatura durante el periodo comprendido entre abril y
diciembre del 2009, a intervalos de 30 minutos.
Como resultado, en 148 de ellas
se detectaron 365 superexplosiones que permitirían asumir que el Sol no tiene
por qué ser una excepción y que en cualquier momento este fenómeno podría
suceder también en él.
"Una superexplosión es capaz
de causar un enorme daño a la Tierra,
por lo que es necesario continuar con la investigación," advirtió el
profesor Shibata.
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