El número dos del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone,
acusó este lunes a la prensa y también al diablo de avivar el escándalo sobre
la filtración de documentos de la Santa Sede que sacude a la Iglesia Católica y
al papa Benedicto XVI.
Bertone acusó a los medios de "ignorar
intencionalmente" los aspectos positivos del Vaticano y de centrarse en su
lugar en la cobertura del escándalo, durante una entrevista con la revista
católica italiana Famiglia Cristiana que aparecerá en la edición del jueves
pero que ya fue suministrada este lunes a la prensa.
El secretario de Estado del Vaticano dijo también que
"muchos diarios juegan a imitar a Dan Brown", el autor de novelas
como "El Código Da Vinci" y "Angeles y Demonios", relatos
ficticios de luchas de poder y escándalos en la Iglesia Católica que tuvieron
un gran éxito en ventas en todo el mundo.
"Se inventan fábulas y leyendas. Todo es falso, y la
verdad es que hay una voluntad de dividir que viene del diablo. La unidad en
torno al Papa es fundamental, da fuerza al trabajo de la Iglesia y se intenta
dividir", declaró.
"Ellos (los periodistas) siguen inventando cuentos
de hadas y leyendas repetidas", manifestó el número dos del Papa, citado
por la agencia de noticias Europa Press.
Las acusaciones de Bertone, que sucede a Benedicto XVI en
la jerarquía de la Santa Sede, parecen ser el último intento de altos de
funcionarios vaticanos por aminorar los daños producidos tras el estallido de
las filtraciones.
El escándalo empezó en enero, cuando varios documentos
con información delicada sobre presunta corrupción y luchas de poder en el
Vaticano comenzaron a aparecer en los medios de comunicación italianos.
Pero se profundizó el mes pasado con la detención del
mayordomo del Papa, a quien se le encontraran documentos vaticanos en su
vivienda, y con la publicación de un libro del periodista Gianluigi Nuzzi con
decenas de escritos privados del Papa.
El Vaticano enseguida pasó a la defensiva por las
filtraciones, que muchos analistas ven como una conspiración de rivales de
Bertone para minar la autoridad del segundo del Papa.
El libro de Nuzzi, titulado "Las cartas secretas de
Benedicto XVI", fue calificado por la Santa Sede como un "acto
criminal".
En este marco, si bien varios funcionarios del Vaticano
con altos cargos criticaron a los medios por supuestamente azuzar el escándalo,
los periódicos italianos, en particular, publican a diario los detalles sobre
la investigación de las filtraciones.
Pero en la entrevista con Famiglia Cristiana, Bertone fue
más lejos en las críticas hacia la prensa y fustigó la "vehemencia"
de algunos diarios italianos en buscar la creación de divisiones entre el Papa
y sus colaboradores donde no las hay.
Según el cardenal, algunos medios están llenos de
"mezquindades y mentiras propagadas en estos días", y agregó que
"fuera de Italia la gente está pasando por duros momentos intentando
comprender la vehemencia de algunos diarios italianos".
Asimismo, sostuvo que la Iglesia Católica era un
"punto de referencia inequívoco para una cantidad incontable de personas e
instituciones en el mundo", y agregó: "Esta es la razón por la que se
trata de un intento por desestabilizarla".
El secretario de Estado admitió que el Vaticano no es
perfecto y que nadie en la Santa Sede "quiere ocultar las sombras y
defectos de la Iglesia".
Pero insistió en que los medios, y los italianos en
particular, fueron demasiado lejos debido a que, al publicar documentos
filtrados, violaron el derecho a la intimidad del Pontífice y de la gente que
está de su lado.
En una reunión con el portavoz jefe del Vaticano,
Federico Lombardi, un periodista italiano cuestionó la acusación a los medios
por parte de Bertone y le recordó que el escándalo de filtraciones comenzó con
una carta en que un arzobispo se quejaba con el Papa por casos de corrupción en
la Santa Sede.
Luego de divulgarse sus cartas, que mancharon la imagen
de varios cardenales, el arzobispo Carlos María Vigano fue trasladado a
Washington.
En las misivas, Vigano escribió a Bertone y al Papa
para denunciar lo que definió como una red de corrupción y nepotismo en
el Vaticano vinculada a la concesión de contratos a empresas italianas con
precios inflados.
En una carta, Vigano escribió sobre una campaña de
desprestigio en su contra por parte de otros funcionarios del Vaticano que
estaban molestos porque había tomado medidas drásticas para aclarar los
procedimientos de compra.
Asimismo, pidió permanecer en el cargo para terminar lo
que había comenzado. Pero Bertone decidió sacar a Vigano de su puesto tres años
antes del fin de su mandato y lo envió a Estados Unidos.
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