Cada vez más personas acuden al
quirófano para revertir su obesidad severa. En esta nota, la respuesta a los
principales interrogantes que surgen en la consulta clínica. La cirugía
bariátrica crece a pasos agigantados, como resultado del fuerte y sostenido
incremento de casos de obesidad severa tanto en nuestro país como en el mundo.
Estos índices, cada vez más elevados, generan gran
preocupación a nivel público y privado y significan un compromiso cada vez
mayor para los especialistas en la materia en cuanto a la búsqueda de métodos y
técnicas cada vez más efectivas y menos complejas para el control de esta
enfermedad.
El doctor Federico Moser (MP 25.537/0 – ME 11.738),
titular del equipo de cirugía de la obesidad severa y director del Centro de
Entrenamiento en Laparoscopía de la Universidad Católica de Córdoba destacó que
“la obesidad es una de las principales causas de muerte a nivel global, por las
enfermedades asociadas que ésta acarrea (diabetes, afecciones coronarias,
etc)”. En ese marco, cada vez son más las personas que consultan en busca de
ayuda profesional, al haber fracasado ya en todos los intentos de descenso de
peso, y ante la necesidad de revertir en forma urgente su cuadro.
“Si bien las técnicas evolucionaron notoriamente en los
últimos años, logrando procedimientos mucho menos cruentos que los que se
utilizaban años atrás, y con una rápida recuperación –incluso mejor que el de
muchas otras cirugías-, la intervención bariátrica genera ciertas dudas comunes
que a diario nos transmiten nuestros pacientes, las cuales compartimos a
continuación”, destacó el especialista, quien respondió los interrogantes más
frecuentes que presentan quienes consultan por la intervención.
¿Quiénes son candidatos para operarse?
Existen criterios clásicos en este sentido, que son un
tanto antiguos porque datan del año 1991. Éstos consideran candidatos a
aquellos pacientes que tienen lo que se denomina obesidad mórbida, esto es un
índice de Masa Corporal (IMC) superior a 40. El IMC es una forma que tenemos de
establecer cuál es la situación de peso del paciente. Este es igual a su peso
dividido la talla al cuadrado.
Pero existe además un segundo grupo de candidatos a la
cirugía bariátrica, que son aquellos pacientes con un IMC de entre 35 y 40
(obesidad severa) cuyo sobrepeso está asociado a una enfermedad importante que
potencia los riesgos, por ejemplo diabetes, afecciones coronarias y otras.
Cabe destacar, sin embargo, que estos criterios cambiaron
marcadamente con el paso del tiempo, al ritmo de los avances en la
investigación, y al conocer cada vez más implicancias de la obesidad en
términos de riesgos a futuro para la expectativa de vida. Las técnicas actuales
son mucho menos invasivas, con recuperación precoz, con internación promedio de
48 horas, con pequeñas incisiones, y con procedimientos de alrededor de una
hora de duración. Esto ha llevado a que cada vez se operen más pacientes con
grados de obesidad menos extrema que años atrás.
¿Hay algún otro requisito además del Índice de Masa
Corporal (IMC)?
En realidad, por un lado lo que se valora es el peso del
paciente y la magnitud de la enfermedad y, por otro lado, que la obesidad no
sea de reciente comienzo. Es importante determinar que la enfermedad ya tenga
su tiempo de evolución. También es recomendable que el paciente tenga un
parámetro de edad habitual -entre los 18 y los 65 años-. Si bien la cirugía
puede realizarse fuera de este rango de edad, cuando no se está comprendido
dentro de estos parámetros hay que analizar el caso en profundidad.
¿En qué casos no se puede realizar la cirugía bariátrica?
La cirugía no se debe realizar en aquellos pacientes que
tienen, por ejemplo, trastornos primarios de la alimentación, como por ejemplo
bulimia y anorexia. Esto no quiere decir que quien sufre esta enfermedad no
podrá operarse nunca, pero deberá tener un tratamiento previo tal vez más
complejo.
Tampoco se debe realizar la intervención cuando el
paciente tiene alguna adicción (alcohol, droga). Al igual que el caso anterior,
no es que nunca podrán operarse sino que necesitan haber tenido un tiempo de
abstinencia más que prudencial y un control médico exhaustivo.
En tercer lugar, la cirugía tampoco es recomendada para
quienes padecen trastornos psiquiátricos severos, tales como psicosis,
trastorno bipolar, entre otros, que no hayan sido correctamente tratados.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada método?
Las dos cirugías más realizadas actualmente en el mundo
son el bypass gástrico y la gastrectomía en manga (manga gástrica).
Bypass gástrico: En cuanto a las ventajas de este
procedimiento, una de las más destacables es la prueba del tiempo. Esta cirugía
tiene ya muchísimos años, y es considerada todavía lo que en medicina llamamos
el “Gold Standard”, es decir, la regla dorada contra la cual se comparan los
otros procedimientos. El bypass gástrico es una cirugía de resultados
demostrados y es la que más se realiza en el mundo. Tiene como ventaja también
que para algún tipo de patología – como por ejemplo la enfermedad por reflujo
gastreoesofágico (pacientes que sufren mucho de acidez) la cirugía es como un
tratamiento extra que produce un muy buen efecto. También es muy positiva para
aquellos pacientes que, además de su obesidad, tienen los lípidos en sangre muy
elevados. Como desventaja, fundamentalmente esta cirugía crea una nueva
condición en el organismo, que es la mala absorción. Esa mala absorción es potencialmente
productora de determinados déficits de microorganismos y nutrientes, lo que
obliga a un seguimiento muy cercano y a un soporte extra de nutrientes a través
de complejos vitamínicos orales o intramusculares, de por vida. La otra
desventaja es que frente a la obesidad, que es una enfermedad con tendencia de
recaída, hay un porcentaje de pacientes que después de la cirugía al cabo de
los años reganan un poco de peso, y luego del bypass hay muy pocas técnicas
quirúrgicas para ofrecer con el propósito de perder peso nuevamente.
Gastrectomía en manga: Este procedimiento tiene
importantes ventajas, ya que pese a ser menos invasivo ofrece resultados
bastante equiparables a los del bypass gástrico en cuanto a pérdida de peso y
resolución de enfermedades. Su gran ventaja es que en el hipotético caso de que
al cabo de un tiempo el paciente reganara peso, todavía queda toda la opción
médica de realizar un bypass gástrico. Otra gran ventaja es que la gastrectomía
en manga no altera el tránsito digestivo y, por ende, no requiere de
suplementos vitamínicos de por vida, porque no altera la absorción de
nutrientes. Los resultados de esta técnica no son exactamente los mismos, pero
estadísticamente son muy equiparables en cuanto a descenso de peso y resolución
de las enfermedades asociadas a la obesidad. Este método no tiene grandes
desventajas desde el punto de vista médico; tal vez la única es que se trata de
una técnica bastante nueva, con menos de una década.
¿Cuáles son los principales riesgos de la cirugía bariátrica?
Cuando hablamos de riesgos, debemos dividirlos a estos en
dos categorías. Por un lado están los riesgos propios de una intervención
quirúrgica realizada bajo anestesia general, que se basan fundamentalmente en
el sustrato de quien vamos a operar: un paciente obeso y enfermo. Éste paciente
es considerado de riesgo para cualquier procedimiento quirúrgico, si no se
toman los recaudos necesarios. Sin embargo, al tratarse la cirugía bariátrica
de un procedimiento programado, el paciente llega al quirófano muy preparado, y
con un tratamiento previo que minimiza los riegos.
Hay una segunda categoría de riesgos, que tienen que ver
con este tipo de cirugía en sí (bariátrica), pero éstos son de los más bajos
dentro del área de las “cirugías mayores digestivas”. Como ésta es una cirugía
que se realiza mucho en la actualidad, los especialistas han adquirido una gran
experiencia, y eso disminuye las complicaciones. Los riegos posibles se asocian
a la filtración, a la pérdida de material de líquido intestinal o gástrico,
fruto de una filtración (una “pinchadura”). Lo importante a destacar es que las
posibilidades de fallecimiento como consecuencia de la cirugía bariátrica son
del 0,1 al 0,5 %, en manos expertas y centros de alta complejidad, un
porcentaje bajo frente a otros procedimientos complejos.
También es de destacar que si uno compara los riegos de
mortalidad por la cirugía frente a los riesgos de mortalidad por la prevalencia
de la obesidad – en estudios poblacionales bien diseñados-, mueren más
pacientes a causa de la obesidad y las enfermedades vinculadas, que por la
cirugía.
Sin duda la tasa de complicaciones de la cirugía
bariátrica de hace 20 años, con técnica tradicional (cirugía a cielo abierto),
no es la misma que la de hoy, basada en el conocimiento de nuevas técnicas
menos invasivas, incisiones pequeñas, menos infecciones en herida, menos
hernias, tiempos de cirugía cortos, con movilización precoz. La técnica
laparoscópica requiere de 4 o 5 incisiones de no más de un centímetro.
¿Qué porcentaje de éxito tiene la cirugía?
Cuando hablamos de éxito de la cirugía bariátrica,
debemos dividir a éste en dos grandes puntos: la pérdida de peso y la reversión
de enfermedades asociadas que tiene el paciente (comorbilidades).
Con respecto a la pérdida de peso, la forma en la que lo
evaluamos es en base al exceso de peso que tiene el paciente, y cuánto de ese
exceso pierde tras la cirugía. En primer lugar determinamos cuál sería el peso
ideal del paciente, y a partir de ese dato medimos cuál es el grado de sobrepeso.
El 50% de reducción de ese exceso de peso, como mínimo, es el punto de corte
para decir que la cirugía dio resultados. A partir de ese piso se pueden
obtener resultados buenos, muy buenos y excelentes. Estadísticamente, el
paciente promedio baja entre el 50 y el 90% de exceso de peso, y eso lo logra
entre un 70% y un 80% de los pacientes operados. O sea que hasta un 80% de los
pacientes logra bajar por lo menos un 50% del exceso de peso.
El otro elemento que podemos medir es de qué manera la
cirugía redujo no sólo el sobrepeso sino también la incidencia de enfermedades
asociadas a la obesidad.
¿Qué enfermedades asociadas se pueden resolver?
Dentro de lo que son las enfermedades asociadas a la
obesidad, hay dos o tres que son las potencialmente más graves, y en las que
más impacto tiene el descenso de peso.
En primer lugar está la diabetes, que tiene una tasa de
remisión global tras la cirugía (es decir que el paciente no requiera más
medicación y tenga su nivel de glucosa normal) cercana al 80%.
Otra enfermedad compleja que puede solucionarse es el síndrome de apnea obstructiva del sueño, que es un trastorno respiratorio que también tiene una tasa de mejoría o de curación muy alta.
La tercera enfermedad también muy seria, y que implica un
riesgo cardiovascular importante, es la hipertensión arterial. En un porcentaje
claramente menor que en el caso de la diabetes, pero que en más del 50% de los
casos operados, ésta afección mejora o desaparece.
Prácticamente no hay órgano del cuerpo que se salve de la
obesidad. Hay otras enfermedades también que la acompañan y que si bien no
tienen impacto a nivel mortalidad, sí afectan marcadamente en la calidad de
vida de la persona. Éstas son, por ejemplo, las cuestiones osteoarticulares:
pacientes que tienen estructura ósea para soportar un peso, que es la mitad del
que están llevando adelante, y que al sacarles el sobrepeso mejoran su grado de
movilidad, por ejemplo.
¿Es cierto que no se puede comer nada sólido después de
la cirugía, o esto es un mito?
Es un mito pensar que tras la cirugía el paciente se
deberá alimentar de por vida con alimentos líquidos. El objetivo de una cirugía
bariátrica que dé los resultados que uno espera, es que el paciente cambie
hábitos en cuanto a su forma de comer, frecuencia y la calidad de los
alimentos; pero que pueda comer absolutamente todo en cuanto a la consistencia.
También es importante que esté incorporado en la mesa habitual y que no sufra
ningún impedimento social. Sí se puede dar que, en el contexto de una
complicación (cuando la cirugía queda demasiado “ajustada” o cuando el paciente
no se adapta bien a la misma), necesite apelar a alimentos líquidos ante la
dificultad de lograr una masticación adecuada.
En cualquier cirugía bariátrica, independientemente de la
técnica que se utilice, durante el proceso de descenso de peso significativo
está recomendada la suplementación vitamínica para evitar los déficits en ese
momento. Luego, como el peso se equilibra, en el caso de la gastrectomía en
manga se hace necesario únicamente durante el descenso. En el caso del bypass
gástrico los suplementos sí están indicados de por vida porque por más que el
paciente tenga una dieta equilibrada, como hay un salteo del tracto digestivo
hay sustancias que no se van a absorber.
¿Cuánto tiempo tarda el paciente en volver a tener una
vida normal?
Debemos diferenciar lo que es la reincorporación a la
vida cotidiana de lo que es volver a tener una vida plena y saludable. En
cuanto a la reincorporación laboral, por ejemplo, ésta dependerá de qué tipo de
actividad desarrolle el paciente. Como parámetros podemos decir que los
primeros dos a tres días deben ser de reposo. Al séptimo día, el paciente ya
puede conducir vehículos y al cabo del mes ya tiene el alta para actividad
física moderada. A los dos meses ya tiene libertad para todo tipo de actividad
física, siempre y cuando su condición de obesidad lo permita.
Cabe destacar, sin embargo, que la condición de alta
médica es un poco engañosa cuando nos referimos a cirugía bariátrica, porque
por definición en toda enfermedad crónica y recurrente el paciente nunca es
dado de alta, ya que tiene que luchar de por vida contra esta enfermedad que es
la obesidad. Entonces, el paciente debería seguir siempre en contacto con el
equipo, como cualquier paciente que tiene un control crónico de su enfermedad.
¿Puede la mujer quedar embarazada después de una cirugía
bariátrica?
Sí, es posible. Lo que hay que preguntarse es cuándo es
el momento indicado. Lo que recomendamos a las pacientes es que eviten el
embarazo los primeros dos años luego de la cirugía.
Luego de la cirugía bariátrica no sólo se puede quedar
embarazada sino que incluso aumentan claramente las chances de lograrlo porque,
entre cosas, la obesidad se asocia a la infertilidad y a lo que se denomina
como embarazo de alto riesgo, condición que mejora luego de la cirugía.
Entonces, cuando la paciente baje de peso va aumentar su fertilidad y sus
posibilidades de quedar embarazada.
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