El tema de los productos transgénicos es uno de los más
polémicos de la actualidad, y es frecuente que cada cierto tiempo aparezca una
noticia relacionada con ellos en los medios. Se trata de un asunto espinoso que
levanta airadas opiniones tanto a favor como en contra, basándose, en mi
opinión, demasiadas veces en la ignorancia o el temor ante lo desconocido. En
Estados Unidos se ha reavivado el debate a raíz de la aparición de una empresa
que ha desarrollado manzanas que no se oxidan al cortarlas.
La compañía canadiense Okanagan Specialty Fruits
formalizó el pasado verano la petición dirigida al Departamento de Agricultura
de EEUU (U.S. Department of Agriculture, USDA) para poder introducir en el
mercado su más novedoso producto, unas manzanas que no sufren oxidación una vez
cortadas. Se espera que las autoridades emitan su decisión final ya en 2013.
Mientras tanto, el tema ha provocado una gran controversia tanto entre la
población como entre asociaciones de agricultores.
Manzanas que no se oxidan
La empresa canadiense está centrada en el campo de la
biotecnología, especializándose en la investigación hortofrutícola. Así, su
personal lleva años trabajando en mejorar el cultivo de árboles frutales con
vistas a incorporar ventajas tanto para la producción como para el consumidor.
Su proyecto más ambicioso sin duda son las manzanas llamadas Arctic Apples,
manzanas de las variedades Granny Smith y Golden Delicious que no se oxidan al
cortarlas.
Desde la compañía señalan los beneficios que este tipo de
manzanas ofrecen tanto al consumidor como al productor y distribuidor. Son
frutas aparentemente más resistentes, menos susceptibles de sufrir daños por
ligeros golpes, facilitando su manipulación y transporte ya que no desarrollan
“hematomas” con tanta facilidad como la fruta ordinaria. Y para el consumidor
se ofrece la ventaja de poder partir o trocear una manzana sin la presión de
comerla rápidamente, algo sin duda atractivo de cara a los niños, que suelen
rechazar la fruta una vez que comienza a oscurecerse.
Desarrollo y características de las manzanas inoxidables
Todo aquel que ha consumido una manzana al natural alguna
vez ha podido comprobar cómo el interior de la fruta, una vez en contacto con
el aire, comienza a oscurecerse poco a poco. Es un proceso de reacciones
químicas que provocan la oxidación de la carne, causando una apariencia poco
atractiva y cambiando poco a poco su sabor y textura. Los distribuidores de
manzana ya cortada y envasada cubren la fruta con preparados químicos
especiales, y en casa tradicionalmente la rociamos con zumo de limón, sobre
todo a la hora de cocinar.
Las responsables de la oxidación son las
polifenoloxidasas, enzimas que reaccionan al mezclarse con los polifenoles de
la fruta generando la oxidación. Para crear las Arctic Apples, sus responsables
lograron identificar los genes que controlan las polifenoloxidasas, anulándolos
en el laboratorio, consiguiendo así variedades de manzanas que no producen la
reacción química y por tanto no se oxidan.
El resultado es un árbol semejante a cualquier otro
manzano corriente. La compañía afirma haber trabajado durante más de diez años
en la investigación y experimentación con estos cultivos, antes de concluir que
no presentan ningún riesgo para su producción o para su consumo. Aseguran que
la única diferencia que presentan sus manzanas es el bajo nivel de
polifenoloxidasas, lo cual no afecta ni al desarrollo de la planta ni a sus
características nutricionales.
La polémica está servida
Desde que se dieron a conocer las intenciones de
introducirse en el mercado estadounidense, han ido surgiendo opiniones
encontradas por parte de diferentes colectivos, reavivando así el debate en
torno a los productos transgénicos. Mientras que algunos consumidores y
empresarios parecen encantados con la idea de poder disponer de manzanas que
permanecen casi intactas al cortarse, otras voces no están nada de acuerdo.
Los principales opositores a su comercialización son
asociaciones de productores, encabezados por la U.S. Apple Association, que
cuestionan no ya la seguridad del producto, sino la “imagen” de la manzana como
alimento saludable y natural. Y es que es el consumidor final el que se muestra
más temeroso ante los productos que supuestamente surgen de un laboratorio,
pudiendo hacerse difícil su aceptación general como comida sana.
Comentaba al principio que, en mi opinión, los debates y
las polémicas que siempre se levantan en torno al tema de los transgénicos
suelen basarse en el desconocimiento y, sobre todo, en el miedo que éste produce.
La población general recibimos información sesgada y algo contradictoria desde
los medios de comunicación sobre el uso y consecuencias de los transgénicos,
haciendo difícil que podamos opinar con propiedad sobre ello.
Ante lo desconocido, es razonable dudar y temer aquello
que parece “anti natural”, pero lo cierto es que, a día de hoy, no existen
estudios veraces que demuestren el supuesto peligro de los productos
transgénicos. Lo importante es la objetividad, transparencia y seriedad de los
estudios. Que determinados intereses no enturbien la investigación científica,
y que ésta siempre tenga en cuenta tanto la sostenibilidad de la producción
como la salud del consumidor final.
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