Investigadores franceses sugieren la existencia de una
señal en el cerebro que se acumula con el trabajo, se disipa al descansar y
está condicionada por la dificultad de las acciones y por las recompensas.
Cuando la gente reflexiona sobre si realizar o no una
acción en un momento concreto, el cerebro evalúa los costos y beneficios
derivados del esfuerzo. Es lo que defiende la teoría de la decisión clásica.
Sin embargo, la forma en que el cerebro decide tomarse un descanso mientras
lleva a cabo un trabajo es hasta ahora desconocida para la comunidad
científica.
Un equipo de investigadores franceses se ha basado en la
supuesta existencia de una señal que, según hipótesis de otros científicos, al
acumularse y disiparse desencadena las decisiones de descansar y retomar el
trabajo.
“Queríamos saber si realmente está representada en el
cerebro humano”, recoge el estudio. Mediante técnicas de neuroimagen
–resonancia magnética funcional y magnetoencefalografía–, han localizado esta
señal teórica.
El trabajo, que publica la revista PNAS, muestra además
que las variaciones de la señal dependen de la dificultad de las tareas y de la
recompensa que se extraiga de ellas, lo que prueba que el cerebro trata de
maximizar los beneficios y evitar el agotamiento.
Los autores pidieron a 39 personas que apretaran una
empuñadura durante 30 segundos a cambio de dinero. Este tipo de experimento ya
se había hecho anteriormente, pero en esta ocasión además trabajaron con dos
factores: el incentivo monetario y la dificultad del esfuerzo.
La ganancia que podían obtener los participantes era
proporcional a la duración de su trabajo y a la dificultad, calculada por la
fuerza que debían ejercer. Los científicos registraron la actividad cerebral de
los participantes e identificaron una señal en la ínsula posterior –una región
cerebral que está involucrada en la percepción del dolor– que se acumula
durante el esfuerzo y que se disipa en el reposo.
“Observamos que a medida que aumentaba la dificultad de
la tarea, se aceleraba la acumulación de la señal; en cambio, cuando aumentaban
los incentivos monetarios, esta disminuía”, explican.
Además, la señal se disipaba más rápidamente durante los
descansos, lo que muestra que existe un mecanismo por el que el cerebro
maximiza los beneficios mientras evita el agotamiento. Pese al descubrimiento,
los investigadores aseguran que en el futuro será necesario analizar si esa
señal cerebral está realmente involucrada en la decisión de descansar y de
retomar los esfuerzos.
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